viernes, 8 de marzo de 2013

The inessential David Bowie





Hace poco calificábamos a Dylan como el mejor compositor de la historia. No obstante, eso no quiere decir que tenga el mejor catálogo ni que sea el más oceánico. Es difícil aplicar categorías al señor Bowie, al menos duraderas, pues tiene la costumbre de sacudírselas de encima entre mímica, mimitos y emplumadas risotadas. No obstante, si un artista no se mide por lo que incluye en su obra sino por la totalidad de lo que produce, aunque esto sea imponderable, hay motivos para pensar que Bowie está en lo más alto del Olimpo Rock, dado que muchas de sus canciones olvidadas están a la altura de muchos de sus clásicos, si no por encima. Por realizar la tópica y odiosa comparación, pocos grupos actuales tienen caras B y outtakes a la altura del material que en teoría sí da la talla. Ahora mismo sólo se me ocurren como excepción (en ese y muchas otros rasgos) los chicos de Radiohead. Será que ando apamplinado.  

En lo que respecta a Bowie, o bien disfrutaba con esas flagrantes injusticias o bien no sabía evaluar adecuadamente su trabajo, de otro modo uno no podría explicarse por qué se contentaba con rellenar los discos -cuando había que hacerlo- con malogradas versiones o alguna que otra pifiada de cuño propio mientras se guardaba joyas en la manga que tardarían décadas –quizás siglos- en ver la superficie. Para quien desee profundizar en el genio y figura con motivo del inminente lanzamiento de su primer disco en diez años, “The Nex Day” (el momento musical más emocionante del año, qué duda cabe), evitaremos reiterar la tópica lista de esenciales que siempre se receta para estos síntomas y elaboraremos una antología de lo inantologizable basándonos en lo que se dejó en el tintero o regaló generosamente a terceros. No se comentarán, sin embargo, los discos de Iggy Pop -The Idiot y Lust for Life- en los que era compositor principal, pues llevaría demasiado espacio hacerles justicia y además son ya clásicos de pleno derecho.

Tampoco abarcaremos el mundo de la demo en todas sus facetas, pese a que algunas versiones alternativas que se conservan de canciones bien establecidas (como Ziggy o Lady Stardust) son a nuestro ver dignas competidoras de las interpretaciones definitivas; ni será este el momento de entretenerse en evaluación de las traslaciones al directo, si bien  hay tracks que sólo tuvieron sentido en la encarnación de algunas giras concretas. Simplemente queremos sorprender al imaginario lector con una selección de lo más llamativo de entre lo invisible.



Previo a 1970

No estaría mal comenzar con la primera canción que se le atribuye como compositor:Tired of my life, 16 años. Según Nicholas Pegg, uno de sus biógrafos más fiables, la versión que oímos fue grabada en su mansión de Haddon Hall en 1970. Sería utilizada, con poco acierto, como base para It’s no Game en 1980.

Y aunque sin duda demuestra que el chico prometía, los primeros años de su carrera los empleará en numerosas muestras de pop acaramelado con poco interés compositivo, páramo inerte en el que se suelen centrar los estudios sobre sus outtakes y rarezas. Nosotros subrayaremos sólo Ching-A Lin , In the heat of the morning Let me sleep beside you.

Pese a todos los esfuerzos por crear seguimiento juvenil a toda costa, acá y allá se van filtrando gotitas de lucidez. Una de las más recónditas es el demo Right on mother, con origen en 1968,  el cual, pese a la intrascendencia que su autor le concediera, será interpretado sin pena ni gloria por su colega Peter Noone en 1971 (quien también trataría de sacar partido de de Oh, You Pretty Things)


1970

A destacar el single The prettiest star, con guitarras cortesía de Marc Bolan, que supuestamente nuestro Romeo cantó a Angie por teléfono para pedirla en matrimonio. Luego colará una versión glam más cachonda en Aladdin Sane. Como cara B está Conversation piece que había aparecido como especial en Man of Words/Man of Music


1971

The Man Who Sold the World no tuvo single, así que se lanza Holy holy, un fracaso comercial en todo regla y tal vez su primera canción eminentemente glam.

Mientras tanto inicia un breve proyecto llamado Arnold Corns, que incluía como cantante alternativo a Freddie Burretti y como acompañamiento a los futuros Spiders from Mars. Rindió versiones primitivas de temas que pronto verían el éxito (a veces muy alterados, como Moonage daydream) y tres oscuros inéditos poco despreciables: Man in the middle (escrita por Mark Carr Pritchard), Rupert the Riley y Looking for a friend, del que se conservan varias versiones.

Este proto Ziggy era casi contemporáneo a las sesiones de Hunky Dory, pese a la diferencia estilística entre ambos discos, sólo aparente. De estas sesiones se han conservado numerosos outtakes, algunos en una pésima calidad sonora, como es el caso de Something happens (hasta 2008 nadie no se dio cuenta de que era una versión). Bombers y Looking for a friend iban a formar parte de un disco puente entre Hunky Dory y Ziggy Stardust, junto a temas que sí vieron la luz como Starman o He’s a goldmine (Velvet goldmine). Por lo demás cabe resaltar la soberbia How lucky you are y Shadow man (destrozada no hace mucho en Toy)


1972

En el año del gran éxito todo lo que nuestro homenajeado toca se vuelve oro. No sólo graba uno de los mejores discos de la historia y produce clásicos intemporales de Lou Reed y los Stooges, sino que se puede permitir ceder una de sus canciones estrella, Suffragette City, a Mott the Hopple. Los señoritos se la rechazaron aludiendo su inminente separación, y nuestro camaleón se ve forzado a escribir un hit en unos minutos, sentado en el suelo ante los miembros de la banda. El resultado es All the young dudes , cuyo arrollador éxito en el top 10 le hizo tomar conciencia del dinero que estaba perdiendo con tanto altruismo y, en un ataque de furia, se depiló las cejas por vez primera. Ya quisieran todos los iracundos tener tanto estilo.

Entre sus singles que no están recogidos en ningún disco de estudio el clásico John I’m Only Dancing merece una mención honorífica, y aún más la versión con saxo. Durante las sesiones de Ziggy Stardust de 1971 habrá grabado otro hipotético sencillo, Velvet goldmine, pero, probablemente por lo descaradamente locaza de su contenido, se lo reservaría hasta que lo publicaran sin consultarle como cara B del single de Space oddity en 1975. Similar suerte sufrió la más mediocre Sweet head, de seguro por motivos semejantes.


1973

Hay un solitario outtake instrumental y trolololoresco, A Lad in Vain (también conocido como Zion o Tragic Moments). No se sabe si fue para las sesiones de Aladdin Sane, Pin Ups o Diamond Dogs, aunque esto último es menos probable. Encaja con ciertas declaraciones que realizó ese año sobre la sorpresa de encontrarse componiendo una música trágica y teatral como nunca antes había realizado.  Se considera que esta quedó recogida en los momentos más dramáticos de Diamond Dogs, aunque yo sospecho que gran parte permaneció para siempre enterrada, junto con el desmesurado proyecto de adaptación de “1984”.
Conviene también señalar el cover de My death, aunque no parezca pertinente, porque su interpretación, que llevaba practicando desde el 72, aporta mucho al rodaje del original, el cual se remonta a una pieza de Jacques Brel posteriormente anglificada por Scott Walker y Mort Shuman, verdaderos artífices del resultado.  Por lo demás, hay que aprovechar para decir que en general las versiones apócrifas del nuestro camaleón (Growing up, It’s hard to be a saint in the city, etc…) son bastante superiores a los despropósitos que colaba en algunos álbumes.


1974

El consumo de cocaína del Maestro aumenta, y el cacao mental resultante incrementa el porcentaje de joyas que no ven publicación. El disco Diamond Dogs presenta así dos injustas exclusiones: Candidate (reprise) y Dodo, en un principio anexa a la canción "1984".
Por esas fechas su ex guitarrista recién despedido, Mick Ronson, decide emprenderla en solitario en un disco llamado Slaughter on 10th Avenue, el cual se deja oír bastante pese a estar compuesto casi en su totalidad de versiones. La principal razón de esto son dos canciones que Bowie le regalará, Growin’ up and I’m fine (que suena bastante mejor en la versión de Ronson) y Hey ma get papa.

También se hará el paternalista con las recién creadas Astronettes de su amante Ava Cherry, cuyo debut, nombrado póstumamente “People from Bad Homes”, no saldrá a la luz. Producirá, hará coros y les escribirá cuatro canciones, de las cuales la más representativa es I am a laser, que reciclará en Scream like a baby en 1980. A destacar también I’m divine, pista oculta de esta obra maldita que influirá notablemente en la música y la letra de Somebody up there likes me, de Young Americans.

En cierto momento de esta precipitada carrera hacia el soul se le oye una versión muy suya de Foot stompin', de The Flares, que anticipará (y supera) a la felonía de Fame. Finalmente sella su nueva afiliación con una adaptación soleada y souleada de un viejo single de glam urbano de hace dos años, John, I’m only dancing (again). No verá la luz hasta 1979, pero antes de eso servirá de puente para Stay, de Station to Station.


1975

Los outtakes de Young Americans sirven de prueba (junto con el directo David Live y la acertada ilación del recopilatorio Sound + Vision) de que la transición del glam al plastic soul, que algunos ven como abrupta, en el fondo es fluida. Así pues, en su tónica de dejarse lo mejor en el tintero, tenemos el perfecto híbrido de ambos géneros en Who can I be now , en opinión del que esto escribe el mejor himno a la mutación constante de su compositor (y mucho más adecuado que Changes, al estar emplazado en el epicentro de su primera transformación realmente atrevida). Lo acompañan After today e  It’s gonna be me, y en esta última concluye la mutación.


1977

No se sabe muy bien qué hizo nuestro héroe en 1976 (él tampoco se acuerda muy bien) pero en el 77 las sesiones de Low ofrecen dos grandes momentos kraut que merecían un buen asiento en su disco de origen, Some are y All saints.

Heroes, en lo que a él respecta, dará Abdulmajid, al que nombró en 1991, cuando fue editado por primera vez, en homenaje al apellido de soltera de su actual esposa Imán. Razón de más para dudar que su revolucionaria instrumentación provenga de los años setenta.


1979

Lodger soltará como lastre I pray, olé, que hubiera dado la talla sin problemas. También escribirá por esos días Crystal Japan, futuro acompañamiento de un anuncio de sake ese mismo año. Acabará como cara B del single de Up the hill backwards en 1981, y su colega Trent Reznor la tomará prestada mucho después para su momento más tierno, A Warm Place de The Downward Spiral.


Y bueno, eso es todo, amigos.

¿Cómo que eso es todo? ¿Seré de esos que no valoran la infatigable trayectoria de este dionisíaco experimentador en su absoluta totalidad? Dios me libre de tales acusaciones. Lo que sucede es que cuando alcance el nuevo rol ochentero de hiperestrella ultramediática su control sobre su obra se reforzará y esto, aunado a una objetiva mengua de lo prolífico de la producción, provocará que casi todo lo que se conozca sea lo que él haya querido mostrarnos en sus discos. Y seamos realistas, entre tanta banda sonora y reciclado de ideas viejas que hay desde Lodger hasta Toy, me parece bastante probable que no tenga grabada toda un arca de inéditos. Algunos tenemos, a resaltar los de Tin Machine y Outside, pero tampoco dan la talla. No olvidemos que esta no es sino una compilación.

No obstante, según el propio Bowie (como sabrá cualquier decepcionado por la cancelación del cuarenta aniversario de Ziggy Stardust) sí que hay un buen número de canciones de la época dorada calificadas por él mismo de geniales que se resiste a hacer públicas. De ellas sólo se saben nombres como Blackhole kids, It’s gonna rain again u Only one paper left. Ingenuo de mí, yo creí que ahora que parecía mirar al pasado por primera vez en tantas décadas de carrera caería alguna de esas nostálgicas brevas. De todos modos, tamaña flaqueza no se la deseaba a nadie.

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