jueves, 31 de octubre de 2013

Salto sin red





Tras mucho tira y afloja el donatismo echó vigorosas raíces entre los disidentes.

  Ninguna doctrina heresiarca resulta una alusión gnóstica. Ello implica la reprobación total de la prisciliana centripetocracia del método represor de control. Así, nuestra sociedad se aletarga e interactúa servil inclinando la cerviz ante Skynet.  

 Después del atentado del World Trade Center el paradigma occidental se desplomó. Aquella estructura inapelable y sugestiva se esfumó. Lo aparentemente férreo no era más que ceniza y sangre.

  Cualquiera que asistiera a ese acontecimiento lúgubre reconoció el terror unánime en el alma.


  Doce años después el mundo que conocimos ya no existe y aquella pesadilla se instaló en nuestras vidas con una mella trágica de innumerables consecuencias. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Sé mala, pásatelo bien y niégalo todo


A los Caballeros del Santo Grial,
por un verano difícil...









"Sé mala, pásatelo bien y niégalo todo"

Este mensaje frívolo y hedonista
va mudándose y transplantándose
en cada oído de mujer.

Encantadas de haberse conocido
[niñas juguetonas y caprichosas con sus instintos hasta la tumba]
creen haber inventado el fuego
o el sexo de los ángeles.

Entre nosotros,
y ahora que nadie nos escucha,
dan verdadera lástima.

Confundir polla o coño
con esa víscera noble llamada corazón
es una estupidez de botellón.


                                                 Pero,
ya os digo,
ahí siguen enrocadas en el error tontorrón
como escuadrones
de avispas obreras
nubladas por la miel
de caparazones
de polen
de la Abeja Madre.

Que la Virgen María
y Betsabé
se apiaden
-vis á vis-
de sus aleatorios corazones.


martes, 29 de octubre de 2013

EXpaña entre dos guerras civiles... #3





    Vamos de sentencia golpista en sentencia golpista. Para esta breve historia del país de la piel de toro habrá que explicar por qué los tardohipsters y las vírgenes veganas crecen como enanitos en este circo cada vez más cuadrado y escuchimizado. Por su cuenta y riesgo, la jurisdicción brilla por su ausencia y la moralidad es a la legalidad lo que un etarra que se postula a aspirante a nobel de la paz.

  Los futuros habitantes que medren como ratas o víctimas del neofacismo se las verán y desearán para poder si quiera respirar. Por ende, los relegados al exilio (digno o no, elegido o no) tartamudearán las razones del debacle ético de la trágica trama.


¿Algo más? Sí, ojalá la sangre no llegue al río y, por favor, haya suficientes ciudadanos aspirantes a ganarse su propia libertad sin chantajear a sus iguales.

EXpaña entre dos guerras civiles...#2





Tal vez
sea hora de admitir
-con el parpadeo lagrimal de nuestro ajado corazón -
que la unicélula apátrida de la actual nación
únicamente aspira
a conquistar al espía que mira
con celo
la prórroga roñosa
de su gradual balcanización...

EXpaña entre dos guerras civiles...#1






¿De veras 
puede confundir
el otoño con la primavera
el ciudadano medio español?

¿Se desenvuelve 
entre sombras
igual que en el sol? 

lunes, 28 de octubre de 2013

White velvet



En una entrevista reciente le preguntaron a David Lynch por qué esa manía de filmar series de pago. La respuesta dejó perplejo al personal: no está seguro de que las salas tengan ya mucho interés en su cine. En estos tiempos sombríos hasta las leyendas vivas sucumben ante la Industria. Hasta David ha sido lynchado por Goliat. Figúrese el futuro Orson Welles el panorama que le espera

Muy diferente es la suerte de Almodóvar. Aunque posee un  huevo de creación pura  (-óvar) tras todo el estrafalario espectáculo que le circunda, le puede demasiado ir ALaMODa-. 

Gracias a eso no tiene problemas, aunque, como hemos visto, su viril nombre esconde demasiadas “a”s.  De ahí que, cuando se levantó a besar la mano de David en su última conferencia sobre la meditación trascendental, éste hiciera un gesto extraño, que podemos interpretar como:

“bueno, Pedrito, pero sólo la mano...”






Uno iba vestido de riguroso negro, como buen gurú, el otro llevaba un foulard estilo Reina de Oriente y un jersey de abuela, como buen pegamoide. Pero algo emparentaba a los dos genios. Un rasgo que pocos comparten y que, sin embargo, se ha vuelto parte indispensable del estereotipo de realizador de cine experimental (y estérilmental) que llevamos sufriendo desde la década en la que Lynch plantó sus primeros pinitos.

¿Es la calva respetable de un Kubrick? 







 ¿La pelusa desabrida de un Godard? 





¿Un mirlo a lo Hitchcock? 









Al contrario. La clave es el seto. En la punta de la cabeza. Y de ser posible canoso, que queda más respetable.









Porque cuando uno es joven es normal darse a la narrativa paraboloide, filmar con el móvil y marcarse beodrios de arte y empacho. A esa edad, uno aspira tan alto que necesita un flequillo de diez centímetros de altura. Locuras de juventud. Pero el verdadero mérito empieza cuando cae el invierno, el seto se vuelve blanco y, pese a  todos los consejos de amigos, amantes y psiquiatras, esa clase de cine sigue ahí,  tal vez más anquilosado, pero no menos provocador. Véanse las últimas proezas de Almo, David o Jimmy (Jarmusch).  

Es entonces cuando el seto se vuelve el raro y preciado animal albino por el que hoy suspiramos. Entonces es cuando se fraguan un Eisenstein, un Epstein, un Cronenberg...

Si miramos fijamente la foto notaremos, además del gesto ambivalente de David, varias diferencias entre ambos setos. El de Lynch está más echado hacia delante, ocupa un mayor espacio en el plano horizontal, porque responde a un cine mucho más radical, más arriesgado, menos amigo de las convenciones. Por el contrario, el de Al(a)mod(a)óvar  casi se confunde con un peinado “normal”. Inclusive con indicios de calvicie, que los Oscars no quitan lo hispano. Uno tiene que calcular las proporciones con respecto a su rostro para reconocerlo como matorral de pleno derecho. Que lo es. 

No sabemos qué palabras intercambiaron ambas probóscides tras el encuentro público. Tampoco si intercambiaron algo más que palabras. Yo moriría por ver enredarse ambos setos en un beso. Ya nos lo enseñó el venerable Werner Herzog: cuando no tienes nada que perder, lo mejor es asociarte con Lynch. Tal como está el cine español, mucho hemos tardado.










sábado, 26 de octubre de 2013

Fuera de lugar #4




Ojalá nuestros retiros nos unieran en el alambre
cuando el espejo del hambre
es la certeza de estar solos...




Fuera de lugar #3




Nena, 
si te lo curras podés coger hasta el vicio, 
freakearme sin cordura 
toda la locura hippie-libertaria, 
asfixiar las vísceras, vaciar el bolsillo, 
negociar ruinas y mocos 
a cambio de bisutería y trasplantes…
Pero no harás trato con la telecaster
cuando ninguno de los dos
pacta forzar el descalabre 
de esta sociedad limitada

Quizá, 
Peperina siga azotando a su representante, 
quizá no haya suficientes anfetaminas 
ni rimas forzadas 
para saber acabar la noche con dignidad.



Fuera de lugar #2




Quiero estar contigo,
olerte,
saborearte,
lamer las espadas de tu sexo...

Fuera de lugar #1







Nos esperamos a nacer 
hasta reconocer
en nuestra sombra
la propia alfombra 
de la canción
en un lagrimón
sepultado entre escombros
como los remordimientos
que rumian los sentimientos
encogiéndose de hombros.

viernes, 25 de octubre de 2013

Un Héroe



Un Héroe
Un Héroe…
Un héroe…
 ‘n héroe…
‘n héore…
‘n heure…
‘neure…
neura…
neura…
neura…
neura…
neura...


miércoles, 23 de octubre de 2013

Amor infinito mientras dure










Estoy un poco de uñas,
receloso,
inquieto.

Abrigo
la secreta esperanza
de lograr guarecerme
del todo
definitivamente.

Pero,
ay,
toda dureza de caparazón
y animal huraño
desaparece
cuando
te veo llegar
con tus cuatro lunares perfectamente alineados....

Toda vocación de retiro
si es contigo
es un refugio compartido.


Sangre de cobra (Dubplate)



En el injerto 
entre Sol y Si Bemol 
perdí el control de mis dedos. 
Toqué la armónica 
hasta hacer sangrar de raíz
los labios del fantasma de la electricidad...

Aún fantaseo 
que en la remezcla  
el master refleje el sonido límpido 
que anhela mi propio Ziggy.

El disco 
habla de los caprichosos estados anímicos en la vida 
de un ídolo hasta su fallecimiento. 
Es algo parecido a un bolero bardo incestuoso. 
Acepta 
que la Virgen María 
estaba en cinta del Padre Universal 
y tenía dentro de ella al verbo hecho carne. 
Lagrimea 
el ajusticiamiento de su propio hijo 
en la Cruz tras la traición 
y reservándose el as de la resurrección eminente.


Así, 
los senderos del disco 
admiten que el futuro tiene nombre de mujer. 

Empero, 
vírgenes reveladoras ya quedan pocas 
y mártires, 
por lo contrario, 
todos en serie.



Moraleja del hombre desnudo ante el acero





Ten presente 
que todo lo que diga
será usado en su contra:
pronta sea diligencia alguna
(bajo la impronta desayuna
el verdugo y la cabeza del carcelero)
para guarecer(se) bajo cero
al escarnio público.

lunes, 21 de octubre de 2013

Telegrama urgente desde el propio metro cuadrado



Hoy será un día triste para la nación antes conocida como EXpaña. Hoy será una derrota moral para el ciudadano. Hoy ganó el asesino. Hoy da vergüenza haber nacido español. Hoy somos más serviles. Hoy las víctimas caídas se nos vengarán. Hoy ganó la violencia, el chantaje.

     Hoy es un día de esos grises donde mejor canta un pájaro volando hacia el exilio. Hoy nos recordamos por qué este país es tan desgarrador.

Esperar que la ciudadanía vasca actúe ahora libre y democráticamente es una ironía desprovista de humor.

Toca sincerarnos: esto es EXpaña...Goya, Valle-Inclán, Desastres de la Guerra, Esperpento, Machado, Luis Alberto de Cuenca, Gil de Biedma...

"En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras civiles"
"Entre una España que muere
y otra España que bosteza"


 Da pavura admitir que el corazón se nos quiebra. Participar en esto es doloroso. Sólo el exilio es digno del ciudadano que aspire a ser libre.


Donde mejor canta un pájaro es en el exilio...

    



   Llegado a este margen del día, y con Estrasburgo actuando como estaba cantado, tengo el deber moral de sentenciar (y consciente del riesgo de mis palabras ante amigos y conocidos) lo siguiente:

"Me avergüenzo profundamente de haber nacido español".

Ojalá supiese volar hacia el exilio donde mejor canta un pájaro.

Series (Making-of): Kino-Glaz ...'Ad hominem'




1. Lost



2. Sherlock



3. Fringe



4. Boardwalk Empire



5. In Treatment



6. Rome




7. Band of Brothers



8. The Newsroom 



9. The Corner




10. Futurama 


martes, 15 de octubre de 2013

La orgía perpetua





Lo peor que llevas dentro se transluce en su mirada mientras anotas sesudos heptasílabos de delirantes exabruptos que desprenden resultantes en el propio mester de juglaría.

Tal y como el éxito se cimenta en el abismo, todo amor se funda en una traición. Nada resulta molesto en esta pesquisa concienciada  pero tampoco hay nada que apasione en la escena del crimen... La diferencia acecha esperando la hora de su revancha.


Así la desfachatez nos ruega investigar que la acción de quienes esperan la manifestación de los indómitos profetas es igual al que luce el cantor centinela... Porque para correr primero hay que caminar hacia algún lugar.

domingo, 13 de octubre de 2013

Por una etimología sana del corazón (Cardiologogía)


 La palabra “amor” se remonta al indoeuropeo  amma, forma cariñosa de denominar a la madre (que da “mamá” en español o “maa” en hindi), a la que se añade en latín el sufijo “or” (presente aún hoy en palabras como “dolor”, “color”, etcétera).

En un tiempo infinitamente remoto vivían proto-hombres que hablaban el lenguaje de la mítica IndoEuropa, sintetizado artificialmente a partir de lo que se conoce de las lenguas existentes. Lo primero que esta simbólica humanidad primigenia sintió como “amor” fue, según parece, el calor de la madre. Luego esto se iría aplicando, por extensión, a otras clases menores de afecto (en las cuales muchos individuos han proyectado siempre la figura maternal) como el amistoso, el romántico o la compasión por todos los seres sintientes.

Algunos señalan que “amor” viene directamente del latín, y que supone la aplicación del prefijo de negación “a-” a la raíz “mors, mortis” (muerte). Así, el amor supondría lo eterno, o lo que provoca la ilusión de serlo. Es una etimología falaz, pero no por ello carece de potencial poético. En este orden de cosas, no sería más descabellado suponer que se refiere, en lugar de a la falta de muerte, a la carencia de costumbres, en latín “mos, moris”.
Desde este punto de vista, la relación de pareja más que por su eternidad (adjetivo que es difícil aplicarle  al concepto tras la contrastación empírica), se diferenciaría por romper la norma, lo habituado en el resto de relaciones humanas, por ser aquel pequeño escondrijo en el que dos seres se sustraen al mundo de las leyes de sus semejantes, de los hábitos de su tiempo, y se unen en un lazo secreto y mágico que comparten con sus padres, y los padres de sus padres, y con personas de todos los lugares y todas las eras, alcanzando así lo universal por una vía más efectiva que el ingenuo ensueño de intemporalidad.
El fallo de esta teoría, falsedad aparte, radica en que supone un concepto de amor subjetivo, personal, igualitario (o con aspiraciones de igualdad entre sus partes) y con tendencia a la monogamia, donde parecen importar los sentimientos y las necesidades de ambos. Ninguna de estas característica ha resultado ser una constante universal a lo largo de los siglos y los mundos, sino más bien la rara excepción, incluso lo sigue siendo hoy día en las sociedades occidentales, en donde para la mayoría es el ideal a seguir. Así pues, puestos a fantasear etimologías, deberíamos buscar la verdad en otro lugar menos protegido, peor vigilado que la palabra sagrada que designa oficialmente al sentimiento.

Puede aportarnos más conclusiones el término que se refiere al habitáculo tradicional del amor y, en general, de todas las emociones elevadas.  En lugar del sentimiento en sí, tal vez su encarnación anatómica y terrenal resulte más esclarecedora, tal vez haya sido blindada con menos cuidado. Nos referimos al “corazón”, cuya etimología oficial proviene  del protoindoeuropeo kerd, cuya raíz más antigua conocida se encuentra en el sánscrito hrid, que significa “lo que da saltos”, y desemboca en hridia y luego kardia en griego, de donde proceden la mayoría de las formas latinas, germanas o eslavas.

En latín, será “cor”, de donde surgen una inusitada cantidad de verbos en español: “concordar” son corazones al unísono, lo contrario de “discordancia”, “recordar” es devolver al corazón lo que había perdido, “cordialidad” es dar el corazón, “cuerdo” es quien tiene el corazón en su sitio, etcétera.
Si comparamos las diversas formas que proceden de “cor” tenemos coeur en francés, cuore en italiano, cord en rumano, y, entre muchos otros, corazón en español. Llama la atención que esta última versión sea mucho más sofisticada y añada un “-azón” de invención propia, culminado en un sufijo aumentativo, como si participara, en comparación con las otras palabras, de la estereotípica actitud chulesca española: “el mío, mejor y más grande”.

No obstante, si admitimos el sufijo “-on, -ona” al final del término, debemos admitir que lo sufijado no es “cor” sino “coraza”, palabra preexistente en el idioma castellano. Proviene, según todas las fuentes, del adjetivo “coriacea”, que a su vez se deriva de “corium”, cuero, material denso, protector y rugoso que sirve de inspiración al largo proceso etimológico que culmina en “coraza”.
Ahora bien, si una “coraza” es una capa que protege del mundo físico, el “corazón”, la Gran Coraza, puede proteger también a otros niveles. No tiene por qué ser sólo un refugio contra el temporal, un abrigo peludo o un muro denso, sino también un refugio anímico que separa emocionalmente a dos individuos de las otras personas de su entorno, un vórtice sin fondo que absorbe a sus integrantes y les hace enfriar el vínculo con los antiguos acompañantes de sus días, volviéndolos meros viandantes, observadores que contemplan desde fuera la unión sagrada, sin capacidad de intervenir en su desarrollo, ya fuera positivo o negativo.
En el peor de los casos, el corazón engordará tanto, henchido de este amor abisal, que asfixiará a sus integrantes y romperá la unión que lo alimentaba, y entonces, habiendo perdido por el camino todo lo demás en su delirio absorbente, se enfrentarán a la más desnuda de las soledades.

Esta concepción posesiva del amor se ve enriquecida con un análisis más en profundidad de la palabra “coraza”. Si buscamos algún otro afijo en esta forma ya desposeída del aumentativo “-ón, -ona”, podemos reconocer el prefijo “co-” que implica acción conjunta (como en colaborar, cooperar, cofundar…) añadido a la raíz “raza”. Este detalle subraya el aspecto solipsista de la relación opaca y absorbente que ha sido descrita, pues con frecuencia este amor egoísta, infantil, avasallador, se produce entre personas inconscientes de la amplitud del globo terráqueo y la abundancia de su población.
Para producir esa ilusión de idoneidad, juramento, predestinación o lo que fuera que alimentase la intensidad del vínculo amoroso, es necesario no plantearse por qué, de todos los millones de seres humanos que pueblan, han poblado y poblarán el planeta, y comparándolo con el exiguo porcentaje de ellos que es posible conocer en una vida mortal, se ha producido la casualidad de un encuentro tan trascendental entre dos seres.
Una observación fría relativizaría lo “mágico” del asunto y conduciría a un pragmático “esta persona es sólo lo mejor que he encontrado en esta ciudad, hasta ahora y habiendo gastado una mínima parte de mi energía en ello, de las más de 3.000.000.000 de su sexo que andan sueltas en el mundo”. Cuando no obstante se vive en la ilusión de una especie de predestinación, el amor de tipo posesivo se puede ver bien favorecido por la escasez de miras que favorece el amor cerrado, localista, intrarracial.

Si entendemos el Absoluto amoroso y sus redes de posesión corporal como un fruto menor del Absoluto monoteísta y sus redes de posesión espiritual, sobre todo el islámico (en mi opinión, fue introducido en Occidente gracias a la influencia del sufismo persa en el mundo andalusí), no podemos evitar asociarlo a la voluntad monoteísta, manifiesta desde los tiempos de los patriarcas bíblicos, de procrear en abundancia para extender la raza hasta conquistar el mundo, lo que explica la presencia en sus códigos morales de una oposición tajante contra la lujuria infructuosa y los métodos anticonceptivos. 
Con respecto al corazón, vemos que contiene el nombre "Corán", e insinúa "(T)ora". La primera letra del Pentateuco es bet (ב) y la última lámed (ל). Uniendo lámed a bet se obtiene "lev" ב), que significa precisamente "corazón" en hebreo, lo que los judíos interpretan como un llamado a reiniciar la lectura para aprehender emocionalmente lo escrito. *

La imagen de la raza exagerada hasta el chovinismo y el desprecio del otro se convierte en raz-ón (“raza” en aumentativo). La cooperación entre miembros de una misma raza, la co-raza a secas, es natural mientras no vaya acompañada de una manipulación enfermiza e interesada de los rasgos identitarios. Abstrayéndonos con respecto a las conclusiones que hemos entresacado, descubriremos que una co-racialidad demasiado acusada construye una gruesa coraza en torno a sus integrantes que influye negativamente en todos los aspectos a los que se aplique: la utilización del espacio público, la colaboración en las festividades, la integración de los subgrupos, la socialización de los niños, la paz social, la sensación de pertenencia geográfica y cultural…
Hemos esbozado el amor pasional y posesivo, el exceso de emocionalidad patológico y la fidelidad a la pareja como parte de un conjunto prefabricado de sentimientos que implican fidelidad también a idiosincrasias, genes, países o banderas, y hemos opuesto sus mayores excesos al cosmopolitismo, a la conciencia de la propia insignificancia, al relativismo y el escepticismo.

Esta fuente de agua ponzoñosa es la que en buena medida ha emanado el amor a lo largo de la historia, pero, en efecto, existe otra posición sobre los asuntos del corazón: la posición de los hombres que se han declarado sabios, ascetas, filósofos o místicos desde que el tiempo es tiempo. Hombres que con frecuencia se han considerado por encima de las veleidades de la vida amorosa y de los fútiles afectos y han optado por el desprecio de los sentimientos en pos de los pensamientos: una cruzada contra el corazón en defensa del monopolio de la cabeza.
Esta posición queda de nuevo reflejada en la etimología de la palabra “corazón”. Recordemos que una de sus formas más antiguas es el sánscrito hrid, que significa “dar saltos”. Esos saltos se refieren, en teoría, al latir del órgano en cuestión, pero puede interpretarse también como una referencia a los altibajos emocionales, al pedregoso sendero anímico de depresiones y alegrías sucesivas al que condena a hombres y mujeres.
Nuestra palabra española “corazón” desvela esta otra faceta, igual que nos mostró su contraria (“coraza grande” o co-racialidad acentuada, si me permiten el neologismo). Habiendo identificado el prefijo “co-”, nos lo encontramos ahora anexado al término “Razón”, que es precisamente la facultad intelectual del raciocinio.

Anteriormente habíamos optado por interpretar “co-” como una acción cooperativa entre muchos integrantes. Esto se debe a que “raza” es un nombre plural, que incluye a multitud de individuos. No obstante, “Razón” se refiere a una sustancia individual, por lo que no admite esta clase de interpretaciones. ¿Qué sucede cuando el prefijo “co-” se aplica a un individuo? Las palabras “copiloto” o “codelincuente” nos lo muestran. En este caso, se trata de un individuo subordinado que sirve al principal a realizar su función. De este modo, un “co-razón” es algo que está en una categoría inferior a la Razón y que sólo es válido en tanto que obedece los preceptos de ésta y la ayuda a conseguir sus objetivos. Se trata del desprendimiento de las propias emociones que ha caracterizado los prototipos del sabio en todas las culturas. El temor a lo emocional por ser irracional e imprevisible, por carecer de la fijeza estática que los supuestos sabios creen encontrar tras el entramado del mundo de las apariencias, ese mundo de los sentidos donde se mueven las emociones engañadas por espejismos, mentiras, fábulas.

Si acudimos al inglés vemos que “head” (cabeza) y “heart” (corazón) son muy semejantes a simple vista, pero tienen una pronunciación muy diferente. “Heart” se escribe casi como “head” pero su pronunciación se parece más a la de “hurt” (doler), demostrando su paradójica situación: es una cabeza que duele, en el sentido de que se trata de una fuente de energía que puede movilizar y regir el comportamiento y el obrar íntegro del individuo, como hace la cabeza, pero que, a diferencia de lo que sucederá si se siguen sólo los preceptos del intelecto, tiene la desventaja de introducir un sufrimiento evitable en la vida.

La síntesis entre una pasión que tiende a la desmesura y un intelecto que tiende a la insensibilidad es el nudo principal que un individuo debe desatar a lo largo de su biografía emocional. Insertado en una cultura que fabrica de forma automática posesividad, celos y neurosis, y cuya filosofía es incapaz de oponer una alternativa decente al primado del neocórtex, los individuos no encuentran más que obstáculos  a la hora de dar con la combinación saludable.
Algunos optan por la vía de lo sensorial y, sin salirse de su carril, se decantan, en la elección entre celos o celibato, por la frivolidad y lo que Bauman llama “amor líquido”: puro juego, sin pasión, sin compromisos, sin vistas de perpetuidad. Practican el co-ratón (corazón en miniatura), el cara-zón (cirugía estética), o el cora-sun (ligues de chiringuito). Otros, buscando una sabiduría falaz, sustituyen su corazón por co-ración (racionamiento de los sentimientos), cero-zón (inmutabilidad), cerra-zón (privación de las tentaciones), cura-zón (catolicismo) o cora-zen (práctica budista).

El autor cree que lo más útil es comenzar de nuevo, en pos de una raíz distinta, sin tanta carga histórica y lingüística, y se inclina por carición.






De ahí que en muchos idiomas, no así en español, “aprender muy bien” se traduzca por “aprender de corazón”.
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