martes, 30 de septiembre de 2014

No vi tu alma pero quería tus venas









Filosofía barata y tragicomedia
fue todo lo que te di.



lunes, 29 de septiembre de 2014

Tentación de felicidad






Un ideal por el que morir. Las terrazas de Madrid.
Un disco. Algún libro. Una postal de Buenos Aires.
Irse a dormir con la conciencia tranquila.
Jugar a alinear tus pecas tras polvo y polvo.
Los viejos amigos de siempre para conquistar el mundo.
Todo eso junto se parece a la felicidad.


Polaroid de Nausícaa






Aquí y ahora
los gritos que me diste suenan tan falsas
como tus gemidos
tras la puerta del baño en El Rey Lagarto 
un jueves noche.

Aquí y ahora
aquel concierto de Tame Impala 
fue una inversión de sudor y plástico fino

que hubiera escenificado el cambio climático. 

Aquí y ahora
la vida se mide en 37 canciones.


Donde nunca #2







  Delicadísimos hilos de plata ciegan nuestros tabiques nasales. Nos entregamos absortos al movimiento sincopado de nuestras pesadillas. Para amar hace falta ser un yonqui.

Un diluvio universal nos inunda la razón. Para cifrar nuestro corazón un almuédano nos poesía.

Con el bronce más exquisitamente bruñido sobre la Tierra renunciábamos a la vida más allá de cuatro paredes.



Nuestras vidas eran blancas. Nuestro amor era blanco. El terror es blanco.




Donde nunca #1





  Me gusta el fundido en rojo de la portada. Me gusta la intensidad y la densidad de esas canciones espesas de historias existencialistas, de amores desquiciados, de una ciudad derruida. Todo eso me gusta de Honestidad brutal.

Solíamos escucharlo de corrida encerrados con un solo juguete. Las 37 canciones del disco era la medida de nuestro tiempo.

Por ahí, decías que podíamos estar perdidos o a punto de matarnos pero siempre nos quedaba el acorde de la próxima canción.


Sonreías a quemarropa y había en ella algo angustioso, algo de amargo desafío. Un largo espacio de amor blanco y pleno.



Sabiduría oculta en la cocina jerezana (y III)



Pero hemos pasado a los postres y la copita de Pedro Ximénez, como verdaderos borrachos, sin antes hablar de la comida propiamente dicha. Una ciudad relativamente pequeña como Jerez, ¿puede presumir de algún plato en caliente que no se encuentre en las ciudades vecinas? Teniendo tan cerca Cádiz o Sevilla, ¿existe algo más allá del imperio de la víscera alcoholizada?

Pues sí que lo hay: el ajo campero, que aunque pueda aparecer en las cartas de restaurantes de otras ciudades no aparece luego en el plato si uno comete la osadía de pedirlo más allá de Trebujena. Y con este enrevesado plato, nouvelle cuisine simple y efectiva, deconstrucción secularmente anterior a Ferrán Adriá y otros plagiarios, nos basta y nos sobra.

Nos basta y no sobra porque es un homenaje a la gastronomía como arte. Y no sólo por su sabor, que vuelve adicto a cualquiera que supere la inicial aprensión provocada por su aspecto (de suerte que han tenido que restringir su consumo a unos selectos meses cada año), sino porque su propia forma contiene en sí todo el proceso culinario, de la olla… al culo.

Sí, has leído bien, querido lector: “de la olla al culo”, y ahora lo comprenderás mejor. Cuéntame, ¿qué planta suele acompañar esta delicia en los establecimientos decentes? ¿qué sinergia fabulosa se ha concebido para conjuntarlo?

Nada menos que rábanos crudos, usados “pa empujá”, porque en el ámbito campestre al que está ligado no abundaban las cucharas. O, en su defecto, pimientos fritos (por la forma más que nada). Es decir, que tenemos un simple tubérculo crudo a la vera de un plato trabajoso y complejo, desmenuzado con sumo cuidado y dedicación  A primera vista no pegan ni con Cola (aunque con un buen mosto puede que sí). ¿Por qué una mezcla tan rara? ¿Sobró pan duro y rábanos un año y no sabían qué hacer con ellos?

No, amigo, es más simple que eso. El ajo campero es un plato único porque resume todo el proceso gastronómico, desde que los vegetales aún están bajo tierra hasta que la comida se vuelve papilla digerida por el estómago.

Todo el que lo conoce lo ha sentido alguna vez sin darse cuenta.

El director de cine Stanley Kubrick es conocido por haber filmado la que denominan “la mayor elipsis de la historia del cine”. En efecto, en su película “2001: Una odisea en el espacio” un prehomínido, justo tras haber recibido la capacidad técnica que permite utilizar y construir instrumentos, lanza un hueso al aire que, acto seguido, da lugar a una nave espacial. De la prehistoria al futuro, se resumen en tres segundos tantos milenios de historia humana que da vértigo.

Pero dime, querido lector, ¿acaso los jerezanos no habíamos concebido una elipsis mayor y mucho más profunda y sabrosa, sin que nadie nos diera crédito de nada? ¿Y no da más fatiguita aún, sobre todo a los que lo miran por primera vez? ¿Qué es más importante, la historia universal o la gastronomía? ¿Puede un país tener una larga historia sin gastronomía? Por supuesto que no, mientras que a la inversa sí se puede, aunque sea a base de hot dogs y cheeseburgers.

Cuando se ha dicho todo, lo mejor es callarse. Kubrick lo sabía muy bien, de ahí que rodara tan pocas películas. Nosotros también somos parcos, aunque nos pongamos como puercos. No es desprecio del buen jamar, es que con lo que tenemos nos sobra. Después del ajo campero, le invade a uno esa angustiosa sensación de que ya está todo inventado bajo el sol. ¿Qué podemos hacerle? Somos felices así. Cualquiera que haya visto una mesa jerezana con la ropa de los domingos lo sabe. Y si se quiere variedad, váyase a un turco.

Pero eso sí, sin pique.


Y la salsa esa blanca espero que sea alioli...


domingo, 28 de septiembre de 2014

El dadaísta ama a Dios








Dadá nos enseña a amar
y el amor nos lleva a Dios.


Infidelidades

  





  Twitter es el fuste de nuestro tiempo. Alguna vez dije, medio en broma/medio en serio, que estoy en esto por la pasta. Una persona inteligente sabe perfectamente a qué me refiero.

Las redes sociales son buenos utensilios para cribar a la sociedad. Para mí es un terraplén de mercadotecnia. Las tomo como un pulpo una urna mundialista.

En mi oficio a tiempo completo no afecta contemplar el mundo de vez en cuando con cascos y un lugar para mirar. Si cantar es disparar contra el olvido, escribir es morir de hambre.

Mujeriego impenitente, pirata... La fama de macho alfa me hace gracia. Al igual que la de cocainómano. No le debo nada a la droga. Para componer, para trabajar debes conjugar varios factores transcendentes más importantes que esas nimiedades.

En 1981 Dylan estaba devastado. Crítica y público le daban la espalda por su reconversión cristiana y los excesivos mimos al crédito religioso. El bardo llegó a parecer desnortado. Desde Street legal su propuesta estética musical se veía reforzada por una banda poderosa y unos cuidados arreglos. Si bien años después los entendidos dylanitas la recordaría como una nueva etapa dorada, en aquellos años ciertamente el judío erraba por la industria musical.

Con el cadáver de Lennon aún caliente en el edificio Dakota el trovador decidió dar un nuevo vuelco a su producción.Mark Knopfler a los timón de la producción y Mick Taylor como solista, armó una banda de corte contemporáneo y firmó Infidels.


Punto y seguido.



sábado, 27 de septiembre de 2014

Sabiduría oculta en la cocina jerezana (II)


Pero no todo va a ser pimple.  En Jerez no sólo sobra brandy. También sobran huevos. Sobre todo la yema, pues la clara se utilizaba en las bodegas para clarificar el vino, valga la redundancia. De ahí que un humilde convento de monjas, para encontrarle una utilidad a tanta yema, descubriera que se puede alcanzar el cielo por otras vías aparte de la ascética. Pero antes, para comprenderlo mejor, tenemos que visitar la campiña.

Y es que Jerez es un microcosmos muy completo, pues incluye nada menos que una variada serie de topónimos con referencia el infierno, el cielo y el purgatorio, los cuales forman una especie de línea infierno-cielo que parte de las calurosas tierras de labranza que la circundan y se dirige hacia la urbe principal (algo poco asombroso si se tiene en mente cuánto tuvieron que sufrir en esos campos innumerables generaciones de jornaleros, mientras los señoritos se pavoneaban por la Calle Larga).[1] Del mismo modo, y para completar el cuadro, había a las afueras dos viñas alegóricas enemigas, una enfrente de la otra: la viña de Dios y la viña del Diablo. Esa independencia espiritual de Jerez, que además del ayuntamiento y los edificios del gobierno posee representantes de las  más altas instancias celestiales, es hasta donde yo sé única a este lado de Roma.

Pero el verdadero representante del Señor en la piadosa ciudad de los dos Patrones es el tocino de cielo, nombre que fusiona la pringosa materia orgánica con el hogar espiritual donde Dios nos aguarda.[2] La pastelería del sur de España sigue muy influenciada por la musulmana. No obstante, tras la Reconquista fueron los conventos femeninos los principales productores de dulces. Copiaron las recetas de los moros, sí, pero les añadieron sacrílego tocino a casi todas, y así las cristianizaron. Y a las que no se prestaban a ello simplemente las santificaron entre dos  hostias, como hicieron en Alicante con esa delicia árabe que hoy llaman “turrón”.
También fueron monjitas las que bautizaron el tocino de cielo. Según la leyenda, lo ingeniaron las del convento del Espíritu Santo para aprovechar las yemas que sobraban en las bodegas, y, como la mayoría de los dulces de convento, quedó asociado a las clases populares, a esos mismos jornaleros que  olvidaban sus numerosas penas diarias por medio de unas cucharadas de aquella promesa celestial. Promesa que, en contacto con el cielo de la boca, desde luego ayuda a desarrollar la vena mística.

Su mayor pega: su cualidad de grasilla no lo hace recomendable para anoréxicos o hipocondríacos. Algunos se imaginan, al conocer la anécdota, que por su culpa las jerezanas están muy obesas. E incluso que son feas, porque la berza jerezana típica se hace con cardillos. Paparruchas. En ese caso, ya le echaría yo un buen polvorón a esos mantecados…


jueves, 25 de septiembre de 2014

Sabiduría oculta en la cocina jerezana (I)

(publicado originalmente en la revista Cosas de Comé)

Cuando el común de los mortales se representa la idiosincrasia gastronómica de Jerez de la Frontera, no imagina otra cosa que vinos y riñones al Jerez. Ya sea el hígado de un pobre borrachín o los riñones de un pobre cerdito, a simple vista puede parecer que la cultura gastronómica jerezana no tiene más que enseñarnos que vísceras regadas en alcohol. El primero conduce al delirium tremens, los segundos están delirantemente tremendos. Usted elige.

Y, no nos vamos a engañar, es verdad que el vino ha marcado la idiosincrasia de Jerez hasta extremos insospechados. Por ejemplo, con el paso de las décadas sus principales tipos han influido profundamente en sus estamentos sociales. ¿Cómo si no explicar esas palabrejas tan rebuscadas en el dorso de cada botella? Fino, palocortao, amontillado, Pedro Ximénez, Oloroso …

En Jerez, ciudad de señoritos por excelencia, a la casta dominante, que ha sufrido múltiples cambios a lo largo del último siglo, se les puede denominar “los Finos”. Antes se paseaban a caballo por toda la ciudad, se reservaban para uso privado la mitad de la producción de sus bodegas y eran el temor de las casas de mala vida. Ahora son más discretos. Más modernos, que se dice. Persiste su predilección por la moda inglesa, practican esa “s” líquida que le brota a un andaluz cuando trata de sonar bien y llevan  a sus niños al Altillo School, entre otros síntomas de “finura”. Se les puede encontrar en los mejores palcos de Semana Santa, en algún club de Pádel de las afueras y de paseo por lo que siguen llamando “el Hipercor”. Pero no queremos encontrárnoslos.

La clase media-baja, el jerezano urbano de a pie, suele caminar sin camisa en verano, lo que le permite sudar en abundancia. De ahí que le digan el “Oloroso”. Sus patillas tienen la forma de una bota de vino, evocando la pisa de la uva. Es cofrade y cafre, según qué Semanas, y gusta de salirse a la casapuerta cuando hace la fresquita, para compartir el olor de sus sobaquillos con el mundo. Es impetuoso, chovinista y orgulloso, y a él se refiere ese proverbio de “el de Jeré, si no toca no ve”, pues sus modales en la mesa, que es lo que a nosotros nos interesa, no son precisamente ejemplares.

Generalmente deberíamos introducir una clase media bien definida entre los aristócratas y estos sans culottes veraniegos. Así debería ser, no cabe duda, pero nuestra ciudad no nos lo permite. “En Jeré”, como dice el refrán, “o eres caballo o eres Domé” (Domecq). Tanto es así  que a cierto alcalde, ávido lector e inquieto filósofo, cuando descubrió que para Platón la cabeza de la sociedad eran los aristócratas y el cuerpo se dividía entre “guerreros guardianes” (la Legión) y “artesanos”, le fue creciendo una y se le achicó el otro, por pura osmosis. Treinta años de contacto con la problemática de la ciudad dan para mucho.

Pero no acaba ahí la cosa. Con el segundo término municipal más grande de Andalucía, hay en los alrededores de la ciudad numerosas poblaciones cuyos habitantes merecen el apelativo de “jerezanos”, aunque con frecuencia  se sientan minusvalorados por el ayuntamiento y no comprendan por qué siguen bajo su yugo con tantos kilómetros de por medio. Los jerezanos capitolinos tienden a prejuzgarlos como seres rústicos, primitivos y vulgares, del mismo modo que un sevillano o madrileño puede tomar a los jerezanos en general por gente muy provinciana. Los del entorno rural son, como en cualquier otra villa, pintados como cerriles, campestres y asalvajados, de ahí que (y no sólo por Montesierra y los Montes de Propios), se les diga los "Amontillados". Injusto que es el mundo…


Podríamos ampliar la clasificación e introducir más matices, pero con ella sólo estamos corroborando nuestra afirmación inicial: que en Jerez no hay más que vino, que el vino domina todas las esferas del pensamiento, la cultura y la exacta ciencia del tapeo. Antiguamente, los jerezanos se iniciaban en el alcoholismo desde edades muy tiernas, gracias a la mezcla de yema de huevo cruda y vino dulce que llamaban candié (una peculiar aproximación al inglés “candy egg”).  Una vez se han probado tres de esos, ya no hay vuelta atrás.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Palabra en el tiempo

  






  Todo un pleonasmo. La música y la poesía nacieron juntas. Luego se fueron desligando, corriendo aventuras ajenas. Inclusive, ambas se prostituyeron.

Hoy día, los trovadores no se conciben. Las canciones viajan más que los astronautas. La poesía está degradada.

Y, sin embargo, siempre un adolescente se perderá en los sonetos de amor de Salinas o en los poemas existencialistas de Gil de Biedma.

Mis últimos cuatro años fueron intensos. Prescindí de excesivos compromisos formales. Morí trabajando por y para el arte popular.  Vivir por y para el arte popular es desastroso para llevar una vida formal y sana: abandonas el curro, las clases y tu novia te deja. No recomiendo a nadie que se lance a vivir por y para el arte popular.

Escribo tuits inteligentes para minorías que sepan despreciarme.

Hay quien ve en las redes sociales un vehículo para prolongar su propia vida. Otros, el cerebro colectivo de nuestro tiempo. Twitter es el reflejo parcial de nuestra sociedad. No hay que ser muy listo para saber qué le interesa al pueblo soberano. Lo lógico sería utilizar Twitter para cribar y no para socializarnos. Twitter no presenta para mi ningún incomodo en mi vida diaria. Es más, me parece un complemento ideal para identificar giles. Ahorra tiempo. Twitter es el cerebro colectivo de nuestro tiempo. Nada más. En cambio, lo jugoso en la vida es individual, inspirado y posesivo.

Las cosas que de verdad interesan en la vida no se encuentran en el mundo virtual. Esto es como ir al super: rápido, cómodo y perecedero. Piensen en el amor, el sexo, el vino o una raya de coca. Todas carnales y reales. Son actividades similares a montar en un fórmula uno.


Ahora estoy varado al final de mi mismo. Volveré.




Los caballeros de la quema (VI)






Mi único deseo es que nos una la fe católica



Pues a mí me funciona… : Diez mandamientos para las mujeres y los hombres del nuevo siglo.



1)      No veas series.
         Están diseñadas para aparentar que transmiten algo real, pero no suelen hacerlo. Son al arte lo que la falacia al argumento.

2)      No vayas al gym.
         Por muy delgado o fuerte que te pongas, siempre vivirá un gordo muy gordo dentro de ti: tu complejo.

3)      No uses smartphone. 
         La sociabilidad humana tiene sus límites de tiempo y espacio. Franquearlos ocasiona daños cerebrales irreversibles.

4)      No te acicales. 
         Imagina que espías a un extraterrestre sacando lustro a un horrible tumor craneal. Pues algo tanto o más cómico observan ellos cada mañana.

5)      No busques entretenerte. 
         Como nos enseñan desde pequeños a malgastar la vida en labores alienantes, nos hemos vuelto incapaces de oponer algo enriquecedor. Por eso no se nos ocurre qué hacer en nuestro tiempo libre salvo “entretenernos”, es decir, reconocer que lo perdemos, pero de buena gana. 

6)      No emplees demasiadas energías en seguir la actualidad cultural
         …a menos que consideres haber agotado ya todas las tradiciones y todos los clásicos universales, lo que dudo que sea cierto.

7)      No dediques el escaso tiempo de vida que te queda en tomar drogas o emborracharte.
          No huyas de la realidad, huye a la realidad.

8)      No admires a nadie que no conozcas en persona.
          Tener un héroe es la excusa perfecta para no serlo. No te ofendas si atacan a un personaje importante para ti. No salgas a defenderlo en público.

9)      No busques compañía.
            (ni la desprecies). A veces tienes que pasarte más de un mes sin hablar con nadie para descubrir el sonido de tu voz. No vayas por ahí persiguiendo chicos o chicas. Deja que florezcan en tu jardín.

       10)   No tengas hobbies. 
           “Afición” rima con “frustración”. No conviertas en hobby lo que te gusta hacer. Mejor haz de ello tu trabajo y dedícale todas tus horas, que serán todas libres.




¿Qué hace a un árbol alto y bello?
¿Cómo es tan sano y firme?
Te lo diré sin rodeos:
tuvo mucho tiempo libre.

Si buscas pulir tus versos,
permíteme un consejo:
ese agua también riega
a los hombres, y sin ella
pocos crecen hasta el techo
pocos llegan a la puerta.






martes, 23 de septiembre de 2014

Boceto


Disfruta la inspiración, y en vez de coger un frío lápiz cierra los ojos, duerme sobre la hierba, observa matices innombrables en el polvo, abraza un cuerpo en un cuarto invadido por la luz, susurra a las sábanas, crea una vida imaginaria, convierte en más intenso el recuerdo de lo que pudo haber sido que el de lo que fue, conviértete en un pájaro, vuela por la noche en el atardecer del promontorio y el castillo, no te preocupes por los sacos llenos de larvas que cuelgan esporádicamente de los árboles frutales, ni por la superficie blanca de un ojo negro, vuela, tira una piedra desde lo alto a un sombrero, recuerda las vidas de los otros antes que la tuya, y recuerda que hay que tener paciencia para hablar con un sauce, y una vez sientas que el sol te quema la espalda, vuelve al nido, abre los ojos, responde a lo que se te estaba preguntando, sonríe, sé agradable, aguarda con fruición el momento de volver a casa a escribirlo todo, y finalmente descubre que nada brota, que no puedes si no estás plantado en medio de la aventura.
¡Y cuánto cuesta hacerlo cuando quien te pregunta es el león!


lunes, 22 de septiembre de 2014

El otro






  Reconozco haber perdido fuelle. Estoy fuera de forma. Tan en barrena que mi trabajo se resiente. Digamos que mi obra no es costumbrista ni excesivamente autobiográfica. No, no es así. En cambio sí que depende demasiado de la fuerza de ignición de mi propia vida.

El ombligo simbólicamente corresponde al ego egoísta. Si vives como un feto en tu propio ombligo, salta del ombligo al aura.

En la inspiración no se comercia y con la dignidad no se llega a fin de mes. Bien, pero una cosa es estirar el material pasado como un chicle y otra muy distinta engañar al personal. Tan respetable es aceptar trabajos alimenticios como aprovechar el movimiento del viento a favor. De ahí a engañar al respetable hay un trecho.

La ausencia de retos siempre resta para armar una buena obra. De sobra sabe el autor que besa a una cobra si el sudor no le aliña con ingenio creador.





Diez canciones de amor






1) Woman - John Lennon

2) Contigo aprendí - Armando Manzanero

3) Something - George Harrison

4) Cada una de tus cosas - Andrés Calamaro

5) Love minus zero - Bob Dylan

6) Ahora que... - Joaquín Sabina

7) Wonderful Tonight - Eric Clapton

8) Vámonos - José Alfredo Jiménez

9) Looking at her - Paul McCartney

10) Be my wife - David Bowie



Escuelas, X


Tuve una profesora que se llamaba Paz.
Solamente su nombre ya me enseñaba más
que mil docentes juntos.
Y pienso: “ojalá
las élites del mundo
asistieran a un curso
de  alguna profesora que se llamara Paz”. 



domingo, 21 de septiembre de 2014

Don Pedro bien merece una misa.





  Decíamos ayer que ante la falacia del reparto equitativo por parte de cierta casta política no queda más alternativa que achantarse y plegarse o asumir el derecho a la ciudadanía. Ganarse ese precepto implica madurar en razón y gobierno. Valerse de ese precepto es un ejercicio liberador sólo en manos de unos exclusivos elegidos.

Se constata que el progresismo se ha asentado en las masas debido al éxito social. Su aceptación conlleva el deterioro devastador del pueblo y su soberanía. Más aún, la prevalencia del sofismo progre acota el vuelo de la élite intelectual que se ve disminuida en sus esfuerzos comunicativos para concienciar al ciudadano.

 En su catadura moral infinita, el progre condena al ostracismo a todo aquel que no comulgue con sus postulados neoinquisidores. Ostenta toda regla del juego sabedor de que de la pegatina antisistema al boletín oficial del estado solo hay un paso. Tras el Holocausto proliferaron estas termitas de la corrección política como una sabandija tumbada al raso esperando el progreso infinito y global del mundo.


Por ello, la condena en firme, y posterior linchamiento público, de don Pedro Pacheco Herrera es un nuevo estigma para el consciente colectivo de nuestro pueblo. Pacheco representa el tótem de nuestro folclore, el arquetipo final, la raíz de todos nosotros que vive oculta en los versos que no escribo  y perdí. Don Pedro bien merece una misa.



Escuelas, IX


Antiguamente si el niño no se comía las lentejas del mediodía, se quedaba sin merienda. Hoy, si por olvido o por casualidad se queda sin merienda y se da cuenta, no se comerá las lentejas de la cena.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Revelación urbana


Mira esos tejados lejanos, dorados por el atardecer. Concéntrate en la pared gris, lisa, suave. Baja la vista, siente las losas, redondeadas, abruptas; siéntelas bajo tus pies. Sigue caminando. Aproxímate a los verdes árboles, uno tras otro, en fila por la acera. ¿Cómo llegaron aquí? Alguien tuvo que plantarlos. Sí, pero ¿de dónde vino ese técnico? Posiblemente, de algún vehículo motorizado de mediano tamaño. ¿Y de dónde salió ese vehículo?

Podrías seguir preguntándotelo eternamente. Sabes que nunca acabarías. Las cosas que ves, las calles, los árboles, una rotonda, una esquina, parecen muy diversas por fuera. Algunas son pétreas, otras blandas, peludas, pesadas o ligeras, grandes o pequeñas, blancas o azules, pero en el fondo sabes que esa diversidad es ilusoria. Que todas remiten a algo trascendente, que son ilusiones fenoménicas flotando en el vacío. Ese algo es la explicación final de la larga cadena de preguntas: ¿Por qué, por qué, por qué…? 

Las cosas de este mundo son perecederas, transitorias. No conviene tomárselas muy en serio. No despegas la mano de la pared: acaba de cambiar, ya no es alisada sino rugosa, su color se ha tornado amarillento; tú sabes que en realidad da lo mismo. Sabes que también se la debes a Él, procede de Él, fue diseñada por Él. Te alejas paseando por la plácida avenida, con la firme conciencia de que, sin Él, nada habría sido posible. Con gratitud y devoción, te pierdes en el crepúsculo.


Gracias, don Pedro, por todas las cosas que nos has regalado. 


Escuelas, VIII


¿Cuántos suspensos hacen falta
Para que caiga un sistema educativo?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.

La respuesta del examen está flotando en el viento.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Un simple giro del destino.










   Asociaba la hamburguesa a los días de resaca. A dos calles de su casa había una hamburguesería célebre por su carne de Ávila y su queso curado manchego. Resucitaban a un muerto. Los domingos solía almorzar allí sobre las 17h de la tarde hecho un zombie.

  Este domingo estaba devastado. Algo que le pasaron le sentó fatal. Él suponía, con sarna, que la culpa la tuvo la música  indie. Los hipsters solo tuvieron el detalle de poner algo de Zooropa.

  La noche pasada llegó con los de siempre y en el piso estaban los de siempre más tres modernos que transaban químicos. Cuando languidecía el asunto apareció una rubia con una amiga. Parecía sacada del mismo Malasaña hace 20 años. Se llamaba Ana y tocaba en una banda de rock. ¿Sus medidas? 90-60-90 Vestía un saco gris, una dylaniana camisa negra de lunares y una falda vaquera. Se coronaba con un bombín. Tenía lunares estratégicos en un rostro fino de pómulos afilados, unos gruesos labios violáceos y una risa contagiosa. Fue un rayo en la noche cerrada o un simple giro del destino.

  Acostumbrado en los últimos meses a la reina de espadas y a su trato pasivo-agresivo dijo "esta es la mía". No le fue difícil encandilar a esa criatura de Belcebú.  Ella hizo la mitad del trabajo. Eran los únicos que sabían distinguir a Jefferson Airplane de esa amalgama multiforme del indie que se apuntaba a sacar discos con una base de ukelele.

  En menos de dos horas sacó a la rubia y se hicieron Malasaña. Recorrieron el barrio hasta quemar las existencias. Al filo de las 5 de la mañana ella descorchó un buen plan: acabar en su piso.

  El piso de Ana estaba en una paralela con Fuencarral, Chueca y Gran Vía. Vivía en un estrecho piso de la calle Infantas. Parecía sacado del espacio-tiempo. Tenía desparramada por la casa libros y discos. Sobre la cama, una acústica fender negra. El salón era coronado por un enorme balcón.

Ana agarró la guitarra y comenzó a cantar Memory motel.


¿Y el final? Ya se lo pueden imaginar.




Un mundo que se va









Estamos tan acabados
que únicamente nos salva
la persistencia de la memoria. 



miércoles, 17 de septiembre de 2014

Escuelas, VII


-¿Qué tal el cole, hijo?
-Muy bien, mamá. Ya sabes, como siempre.
-Fíjate, que me pareció haberte visto esta mañana cuando fui al súper, comprando una botella de ron miel.
-¡Pues no, que era un tintito con gaseosa!
-Ah, bueno, me había asustado. Eso lo explica todo. ¿Te han dado la nota del examen de ayer?
-Sí, mami. Un 3’25. Hay que ver, con lo que había estudiado… No es justo.
-No, hijo, desde luego que no. Creo que a este ritmo vas a tener que pasarte al ron miel.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Prisioneros





Desasistidos de la justicia
prisioneros estamos



Touché




   La multitud solo cambia de nivel de conciencia cuando está ante un serio problema como, por ejemplo, una catástrofe o un atentado terrorista.

  Mientras, solo espera ser esquilmada.



Escuelas, VI


“Pues sí, tío, cada vez dura más la publicidad. Yo, por ejemplo, para hacer el show de mi vida, tengo que tragarme siete horas cada mañana de pura propaganda gubernamental. Cuando salgo, a eso de las tres, cojo la bici y retomo mis aventuras por donde las dejé a las ocho, pero a veces me pregunto si valen la pena tantas interrupciones. Porque yo todavía no he visto un duro, ¿eh?”

Escuelas, V


Mientras el mundo pedía a gritos el surgimiento de nuevos héroes y librepensadores,

sólo los borricos tradicionalistas renegaban de los preservativos.


domingo, 14 de septiembre de 2014

sábado, 13 de septiembre de 2014

Escuelas, IV


Nuestro sistema educativo no funciona porque hacemos las cosas al revés: en la escuela de la vida primero se hacen los exámenes y después se aprende.


viernes, 12 de septiembre de 2014

Don Serio


Que todo el mundo oculta en sí su némesis quiero mostrarlo con una fábula:


Le contaban chistes, le ponían caras, le hacían cosquillas, y don Serio nunca reía. Le llevaban al cine, al parque de atracciones, al prostíbulo, pero no esbozaba ni una sonrisa. 

Tuvo que venir un gran meteorito y caerle justo encima, partiéndolo en dos y mostrando sus entrañas. Los doctores no pudieron hacer nada: tenía que acostumbrarse, en adelante, a convivir con su otra mitad.

El mundo no parecía preparado para albergar a tantos Serios. Pero, tras el gran impacto, había sucedido el milagro: el carácter de don Serio había cambiado. Sus dos mitades eran alegres y dicharacheras. Al salir del ambulatorio, por primera vez en su vida, don Serio al fin "Se rió".


jueves, 11 de septiembre de 2014

Escuelas, III


Estoy totalmente a favor de la enseñanza púbica.

Aunque a veces recortaría un poco. 

Más de ocho días a la semana.






Venga nena,
no te engañes,
no vale la pena arrastrarse 12 horas al día
por una copa de vino y un trozo de pan.

Sí,
este es un país duro para permanecer vivo.

Ven,
acércate,
te pienso abrazar toda la noche.

Te cuidaré mientras duermes,
besaré las lágrimas que lloras.

Nuestro hogar es todo el universo
mientras el amor nos dure.



Estrategias de confrontación.







La credibilidad
de nuestros enemigos
es inversamente 
proporcional 
a la orfandad
de nuestros ombligos
posesivos y disidentes.




100% de nada








Tengo un billete de ida
y sé cómo usarlo.

Nadie pierde
quien nada posee.

En tiempos donde todos contra todos 
la medida de nuestro valor humano
es el 100% de nada.

                                       No me busques,
          chau.




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