miércoles, 28 de noviembre de 2012

Dieta otoñal (4ºParte).





Uno de los problemas directos del descontrol de peso y el irremediable engordamiento viene dado por el picoteo entre horas.
Nuestro cuerpo demanda una natural administración alimenticia. Para ello, nuestro apetito funciona como un reloj de cuerda: es decir, con la precisión digna de un gentleman inglés.

¿Cuál es la solución más eficaz para saciar las apetencias reales de nuestro cuerpo en pos de templar nuestro apetito?

Nada mejor que consumir entre horas frutas otoñales. En esta estación tan señalada ha madurado el fruto que durante el verano germinó.

Por su estacionalidad podemos disfrutar de un sinfín de agasajos para el paladar. A saber: granada, endrina, aguacate, arándano, caqui, kiwi, plátano, mandarina, membrillo, uvas y un ciclón de frutos secos.

Considerado lector fiel, nos apremia, de cara al frío que se nos avecina, aprovechar los beneficios y las propiedades nutricionales de estas frutas.

El otoño nos presenta frutos que tienen excelentes propiedades beneficiosas que ayudan a nuestro templo interior (la maravilla que es nuestro cuerpo) para afrontar enérgicamente el invierno.

Este aporte egregio a nuestro sistema inmunológico se ve triplicado generosamente por esa simpar hermana de la ambrosía de El monte Olimpo que son los frutos secos.

Al incorporar a nuestra dieta alimenticia diaria los frutos secos, incorporamos alimentos ricos en minerales, proteínas, fibra y con un elevado aporte de grasas insaturadas: pura golosina de dones cardioproctetores.

Estas grasas saludables son inmejorables para reducir el nivel de colesterol malo incrementando el colesterol bueno. Esta grasa es rica en ácidos grasos omega 3, ácidos grasos linoleicos y oleicos. Estas grasas regulan el control de los niveles de triglicéridos y colesterol del organismo.

Asimismo, contienen antioxidantes (vitaminas C y E) fundamentales para el combate cuerpo a cuerpo en la acción de los radicales libres (sustancias agresivas responsables de enfermedades propias del envejecimiento degenerativo). Por otro lado, nos alivian tremendamente de la fatiga o el estrés gracias a su contenido en vitaminas B.

Resumiendo, a comer a dos carrillos nueces, pistachos, castañas asadas o pilongas, almendras, avellanas...

1 comentario:

  1. Grosváter de mis recuerdos, sabe usted que en París también se estila el castañeteo? (si bien que ejecutado por teces morenas)

    Al parecer su universalidad a la misma China alcanza. Algo menos que exportar, y seguimos buscando...

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