Hay un permanecer en cada fuga como una materia celeste en cada cuerpo en equilibrio: el descubrimiento de la geometría subraya la abdicación de lo efímero sobre irrepetible anonimato.
Se nos eclipsa este amanecer de un rojo lynchiano tan intenso como un crepúsculo que arde: no hay huella ni presagio en el perfil lunar del omóplato.
El golem que nos sigue sollozando en sueños y en olvido parece lejos de tomarse un respiro.
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