Procrastinar las virtudes veniales, enmendar la prórroga de la derrota que preside la victoria definitiva: al igual que uno no abandona sino pierde, nunca se busca sino se encuentra.
La bestia de a poco se amansa, es acorralada y su despensa se transa. Pronto incendiarán su posada, secuestrarán sus bienes y mercadearán con su cosecha viéndose arrojada al exilio.
Atérrate, zambúllete en el abismo. Huye en la propia huida del sumidero.
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