Bajo la profética memoria se establece aquel nocturno yerbazal al borde del declive ciego del hallado vislumbre del amor tras la trágica erosión de los años.
Modela la niebla redentora donde la pasión gesta el cuerpo cómplice del territorio transitorio del paraíso perdido por la blasfemia patriótica a la que se aferra el último canalla.
La oscura inocencia desliza nocturna la transparencia agrietado del pulso calcáreo bajo la honda ternura de la bóveda y el resplandor.
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