La fragua crepita lo que curea el tizón de la infancia como adelgaza la balada crepuscular entre los amantes por exceso de chicle de menta y música lenta.
Para que la brizna logre eternizarse debe segar humildemente el sortilegio de la gravilla cual heñido en el recodo.
Talla la imagen del hombre por la fruición del holograma primigenio: fue la misma sangre vertida de Cristo quien cimentó el sendero que transita el réprobo.
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