Inútil polen que se pierde en la tierra peligrosamente desposeída: en ímpetu de entrega el pétalo se deshace de su conforme flor.
Excava un cauce de sacrilegio la agujeta de la ráfaga y el viento sobre el averno: se deja fluir la anclada constante del hábito a lo largo y ancho de la palabra resbalada porque se desea lo que se sabe que no dura.
Más luminosa aún que la palabra es la convergencia del gemido haciéndose suyo a través del goce heredero del privilegio primigenio.
Sí señor, ¡así se cautiva una señorita! ( y a las no señoritas también;) )
ResponderEliminarMuaac