Tal vez se vengue inmisericorde tu desnudez cuando me pilles jugueteando en cualquier colchón prestado.
Nuestros cuerpos se comprenden cada vez más tristemente. Aún tenemos tiempo para corregir los agravios de la rutina: tú con cualquiera de tus amantes y yo en el escote de una camarera.
Nada me impedirá seguir haciendo sonar mi armónica…
Me encanta el sonido de esa armónica.
ResponderEliminarUna estampa muy navideña;)
Muaac!