Tristes tópicos

Tardó poco en fingir que era el butanero...

Ella enseguida le estaba desabrochando la camisa, y acariciando el pelambre de su pecho, tan hirsuto como se imaginaba que sería el del hombre de sus sueños. Después le desabrochó los pantalones, y aunque el pelambre era aún más espeso, el tamaño también respondía a algo que había soñado muchas veces. Ya de por sí podría decirse que era uno de los miembros más largos que jamás había visto, pero si además sumaba el de arriba y el de abajo no tenía ni punto de comparación con nada que hubiera surgido bajo el sol. Su complexión atlética también era cosa de otro mundo, exactamente como ella hubiera deseado, una carne tersa pero no rígida, musculada pero no dura.

Exactamente como a ella le gustaba...
 
No se podía explicar cómo podía haber sido tan acertado romper el hielo tan pronto y desabrocharle la camisa. Consiguieron acoplarse, les costó un poco, pero no importaba, pues con el doble aparato era algo de esperar. Una vez encontraron la postura para que cada falo de él encajara en cada una de las dos vaginas de ella, todo fue sobre ruedas. El orgasmo múltiple multiplicado por dos estuvo más allá de lo que podía calcular con las matemáticas que recordaba del colegio. Una vez él se fue, no sin dejarle su número y una promesa de volver, ella no paraba de reflexionar. ¡Qué de cosas se había perdido hasta ese día! ¡Qué poco había aprovechado su particularidad genital, qué lejos quedaban los hombres con un solo miembro que hasta entonces había conocido! ¡Y qué injusta había sido la naturaleza colocándola en un lugar repleto de ellos!
 
Hacía ya un tiempo que se había inventado el aparato para viajar entre dimensiones paralelas, pero aún nadie reclamaba que se usara para trasladar científicos o antropólogos que estudiaran las peculiaridades de cada mundo. Y no tenía pinta de mejorar, pues parece que en lo sucesivo todos ellos iban a estar muy ocupados..