lunes, 3 de octubre de 2011

Mi ciudadela. Mi libertadora.

Para viajar compraste un caballo.
Yo al nacer ya traía botas
en lugar de zapatos.

Uno alimenta a su corcel.
El otro sueña a granel.

¿Qué importa ya galopar?
Pues tengo buen establo.
Al soñar y al vivir, tablas dan.

Pero es un naufragio:
un barco hecho de barro.

Mia es la senda, la vereda,
la vía así como mi vida
y mi larga espera

que la cubro de llanto
pero también de mantos.

Es mi taza de té "Primavera"
mi corazón encadenado:
tu ignorancia serena

en tu quemado desierto
mente de gañan tuerto.

2 comentarios:

  1. No me canso de leer este poema.

    Saludos.

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  2. Azote de perrofláuticos,
    Faro de Alejandría en pleno "estrecho",
    Simbiosis del andaluz-fin-de-siglo,
    Terror de los aqueos....

    Me tienes de hinojos: como dijo "el otro manco de la vieja y despoblada Ex-paña" del esperpento, pa`"quitarse el cráneo".

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