sábado, 24 de septiembre de 2011

El individuo que aplastó a su propio perro.

"Nunca te haré el amor entre recovecos si previamente no olvidas a Newman."

El reclamo del prostíbulo alentaba la boca de la famosa Nancy. Aquella encantadora muñequita juguetona, en busca de cuatreros Vitorianos, sin despertar la más mínima sospecha.

El distinguido caballero europeo, puntual en su periódica eyaculación, dejó de ser aquel vecino indiscreto de carrete fácil, transfigurando su elegante perfil evangelizador por un simple coleccionable.

Nancy se alimenta despacio.

Decidió redimir la evidencia de su ineptitud con la compra de un par de botines para calzar los pies de la gran dama "Liberty". 

Las casas de apuestas aventuraron un final predecible entre las enfermizas paredes vaginales de una ciudad infectada a insaciables insectos.

Actualmente (para mayor calamidad), la plaga viste de seda un cementerio nativo atestado de cadáveres "Cowboys".

Otra delicia para Nancy.

2 comentarios:

Licencia Creative Commons
El Yugo Eléctrico de Alicia se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España.