El estupor por cada uno de los nudos clásicos que soportan el peso inevitable sin perder la gracia del movimiento inerte. Es un profesional en sus ratos libres. Amante férreo de la ley, el orden y los musicales de antaño.
La noche cerrada se rompe con cada paso que conduce a casa. Prefiere obviar el cordel que ata sus viejas botas de plástico por la imperante espalda de la gran dama de la ciudad, "Miss Liberty".
El sueño Americano no contempla la rendición ante su chica.- Ya me mirarás querida...Comprendo tu decepción...¡New York, calle puta!
El sueño americano cada vez me aburre más.
ResponderEliminarY la peregrinación (como mínimo una vez en la vida) de los habitantes de las colonias a la metrópoli me parece patética.
Saludos.