miércoles, 3 de agosto de 2011

Las leyendas de fantasmas parecían no asustarle lo más mínimo.

El desdén de un cuerpo áspero dejó de ser estrella de circo. No es una figura mediática, incluso llegó a comentar de mano de un famoso columnista: "No soporto los tocados ni los coleteros altos".
Abandonó la moda por una cueva en lo más profundo de Manhattan. Una auténtica aventura en busca de cocodrilos en las cloacas que nada podía envidiar a un safari en la Sabana. 
Es una mujer de emociones, productos light y nevera intertropical.

Se cuenta, que una vez Wall Street le echó un ojo a sus bragas.


La alusión a un tacón que se rompe, de forma casual junto a un callejón oscuro, mientras una mano invita a un cigarrillo mediocre.


A media mañana, conjunta una falda corta con una rebeca fina. Utiliza recurrentes limpiabotas en la estación de metro.
- Solo abrillante mi zapato, querido.
- No puedo señora, el tacón de una mujer nada tiene que ver con el de un hombre. No se trabajar con tal materia prima.
- ¿Y cuándo volverás a estar tan cerca de unos muslos como los míos?
- En mi oficio nunca traté con mujeres.
                            - ¿Y si le abro las piernas?

Ese día, un fotógrafo del New York Magazine y un limpiabotas cenaron caliente en Brooklyn.

2 comentarios:

  1. wkhfcsdkafgkidhfw. Me has dejado sin palabras.
    Me ha encantado! Y esta genial ambientado el texto.
    ñññ, la foto<3.
    Muaa

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  2. De lo mejor que he leído en tiempo.
    Te felicito.

    Saludos.

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