- Los amantes y los sabios,
aman del mismo modo que roban -
Mientras nos vestimos
pensamos en la fiesta del sexo
que acabamos de celebrar,
en aquel motel
lejos del mundo,
saciados por las carreteras,
hartos quizás
el uno del otro.
Porque cuando todo es rutina,
óxidos del sube y baja,
tenemos unos días del calendario,
para encerrarnos y hacernos daño.
Que sea sucio,
incluso para pedir clemencia
a nuestro juego sado.
Para volver a la ciudad,
sin temor a las tormentas,
enredando en nuestras manos,
el olor de las sombras,
bocados breves,
aullidos orgásmicos,
placeres furtivos,
asfixiados por segundos mudos
justo antes,
de exhalar las fuerzas
dónde nos vimos eternos.
Y luego volver susurrarle,
en nuestros silencios,
- chica, creo va a empezar a llover -
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