Los regímenes dirigen
a sus súbditos al pudridero prometiéndoles el paraíso del cielo en la tierra.
Por un alto al fuego verbal se ha promovido cientos de guerras.
Jóvenes intrépidos
promueven la inestabilidad mientras un próximo Jean Cocteau se echa a perder en
una de esas marchas de camisas negras por las calles del centro de Madrid.
He procurado no
olvidar mis remotas y ya desdibujadas humanidades en este proceso genuinamente
totalitario de referéndum separatista.