Nos zumban los oídos porque los acordes no
tienen la onda de la melodía de nuestro corazón. El rock puede llegar a ser una
garcha atómica si lo tocan unos zorros. Y puede sonar groso si Paul agarra la
viola.
Podemos prometer y prometemos la presencia del
fantasma de Canterville en el escenario: esto es, Todd Rundgren a la izquierda y Ringo
Starr a la derecha.
Va a estar piola por la banda y por la forma
de hacer los temas que vamos a pelar. Va a ser lindo, muy lindo.