jueves, 6 de febrero de 2014

Por la escuadra.





  Tu cerebro es una explosión en combustión permanente. El metal se grava y el alcohol fermentado se estila. Y, en fila, nuestros sentimientos cicatrizan los gravámenes  que nos imponen por amarnos sin posesión ni vanidad.

  Te sienta bien ese fino abrigo permeable de plástico que finge ser cuero. Hace juego con tu pelo azabache. Y ese rímel azul petróleo acentúa tus poderosas pupilas. Sí, damisela, esta noche luces fractal. Cuela que voy pasado y no sé disimular las ganas que te tengo. O se me apagan las pilas o me lanzo a devorarte el cuello o me largas. O me vengo abajo o la libido se apodera del lívido drácula dragoniano que llevo dentro. O te entro o me espabilas. Ni siquiera quisiera pensar en tus erectos pezones lilas. O nos escracheamos e incendiamos el piso o alguno de los dos asumirá el rol de Burroughs con Joan Vollmer.

  Te mueves con agilidad hacia la puerta y noto que se aproxima una tormenta. Yo podría sujetar las velas y tú probar a encharcar a este golfo de sombras.

   Venga, morena, necesitamos un gol y resolvemos la prórroga.

   Nena, ni tú eres Courtney Love ni yo Kurt Cobain pero los dos conformamos un buen error.

  
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