Fui tu excusa de cera
tu tiempo perdido
en las cartas marcadas
donde te dio por jugar.
Fue una colección
de vicios y arañazos
destapados en la intimidad.
Ahora giras con tu traje nuevo
sin las horas de mi reloj,
ya no tocas el suelo
Vuelas alto,
Bailas lejos,
Has bebido del elixir
el antifaz de ayer
para olvidar la isla
del naufragio
una y otra vez.
Y en la distancia,
oigo lejos en tu compás
el escudo de la melodía
a nuestro viejo altar
ahogado en la arena
junto al nicho de nuestros cuerpos,
dónde sepultar
los restos de nuestro olvido
si retumban
en la sinestesia
de nuestro golpe maestro
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