sábado, 18 de mayo de 2013

I. Encomio al prócer cautivo.


  Aunque no lo crean quien crea dinero en un país son sus empresarios y la masa popular que los sustenta. Aunque no lo crean las ciudades se mantienen gracias a la ambiciosa inteligencia de distribución y ascensión de sus habitantes. 

  Ante la falacia del reparto equitativo por parte de una casta política no queda más alternativa que achantarse y plegarse o asumir el derecho a la ciudadanía. Ganarse ese precepto implica madurar en razón y gobierno. Valerse de ese precepto es un ejercicio liberador sólo en manos de unos exclusivos elegidos.

  No es vitalmente necesario haberse leído  Peri physeos de Anaxágoras para entender que sin haber recibido la proporcional paideia ningún sujeto será animado y, mucho menos, valeroso en su desarrollo.

  No es sustancialmente accesorio recordar que el ideal emancipatorio de justicia a través del progreso es residuo en barrena si un pueblo inculto no es amaestrado por la mano suave de un padre escultor de su tabla rasa. 


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