miércoles, 9 de mayo de 2012

Los hechos que ayudan a vivir a Dr.

La marioneta derrama cristales sobre madera.
Anhelo el deseo que el hombre posee. Soy un tipo que intenta no morir.
Reduce el recuerdo al sudor nocturno del poeta antropófago de carne insípida.

¡De acuerdo mátame! Mátame como forma de someter la redención a una tipografía aireada.

Cómo un pequeño imprevisto que arremete la tendencia muerta bajo pies de plomo.
Cómo una leve reseña que infiera cinismo en la banda aparte.
Cómo la simple composición de un óbito que busca la huida.

Impávidos locuaces que no comprenden en mi muerte la cruda realidad de la vida.
No saber a dónde ir. Y burlarnos de todo eso. ¿Quién viaja sobre un reloj?
Nuestros cuerpos son tan idénticos, solo que el mio yace muerto.
Mátame con tiempo. Que nos esperen los de fuera o los de dentro. El tiempo es cosa de dos o tres que lanzaron aire y recogieron viento.

Máteme despacio y enloquezcamos a los espectadores
mientras la vida se sirve fría, en cubierta, entre reproducciones del frasco envenenado.

Hablemos poco, solo gesticulemos con sueños. Pero tú llévame a la muerte de tus ojos negros.
Qué no duela.
Qué de risa. El placer es cosa de grandes.

Quede para siempre cegada, la amargura enredada en su punto muerto.
Déjame donde la muerte construyó lo más hermoso y llámalo como quieras. Vida o por siempre muerte.

No me lo trago. Déjame vivir que quiero robarte algo de vida.

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