lunes, 6 de enero de 2014

Instinto grupal, I




Ayn Rand al estilo propaganda soviética.




El "Objetivismo" es un movimiento filosófico norteamericano fundado 
en los años cincuenta por la escritora de origen ruso Ayn Rand. Su nombre proviene, a grandes rasgos, de que se inclina por lo natural, el realismo y lo objetivo, en contraposición a lo subjetivo y lo relativista. Se caracteriza por un férreo individualismo sin demasiadas particularidades y, al igual que otros refritos teóricos del siglo pasado, experimentó un gran éxito y una adhesión fervorosa por parte del público de los años sesenta, ansioso de novedades espirituales de toda índole. Basado en principios del estilo "A es igual a A", "la humildad es un vicio" o "el sacrificio personal es inmoral", gestó una amalgama de mucho éxito en su tiempo, porque consistía, hablando en plata, en decirle a cada ama de casa u hombre de negocios que él y no otro era algo así como el amo del mundo. 

Este liberalismo de autoayuda se aliaba con el político y el económico, pero se especializaba en la ética que subsiste detrás de ellos, basando más su fuerza en eslóganes rimbombantes y gruesas novelas como El manantial y La rebelión de Atlas que en vericuetos teóricos. S
e oponen, por regla general, a los preceptos básicos de lo que ha entendido por sabiduría cualquier civilización conocida hasta ahora, y es famosa la afirmación de Rand de que en la historia de la filosofía sólo se salvan Aristóteles, Tomás de Aquino y ella misma. Esta marginalidad teórica contribuyó a que su creadora acabara volviéndose algo así como una líder sectaria, con derecho a expulsar del movimiento a quien le viniera en gana y, según dicen, hasta de disponer sexualmente de sus acólitos, en una filosofía de vida que entendía el sexo como una actividad "racional y desapasionada", fuera lo que fuera esto. La popularidad de las voluminosas novelas de quien se autodeclaraba "la pensadora más creativa viva" ayudó, pese a la mala calidad literaria que les atribuye la crítica, a que muchas personas que nunca habían estado en contacto con el liberalismo o el anarquismo experimentaran una fuerte sensación de alivio y aliento individual frente a la red de compromisos de sus propias vidas.


Pero el Objetivismo como movimiento era mucho más que una novelización de esas ideas que se llevan reiterando desde tiempos de Hobbes. [1] El carácter en extremo individualista y -pretendidamente- racionalista de su teoría contrastan con la anulación de la voluntad de sus discípulos y demás mecanismos típicamente sectarios que denuncian sus detractores, quienes no ven en sus abundantes seguidores sino un atajo de "Randroides" con una admiración sin mesura hacia la mujer fundadora, una especie de madame Blavatsky de novelesca biografía y cierto carisma seco. En la estrambótica historia de los grupúsculos y los prosélitos, éste destaca como uno de los más peculiares, en tanto que supone, según sus críticos, la sumisión ciega de sus miembros a la Razón  (o lo que Rand entendía por tal): algo así, salvando las distancias, como trasladar las paradojas de los jacobinos o leninistas al formato del espiritualismo.

El Objetivismo, u “Objetivismo” a secas, personificación del término corriente entre sus adeptos, no pasa de ser en Europa un oscuro movimiento marginal. Por el contrario, en Estados Unidos su peso es considerable, por motivos que no creo necesario mencionar, y también resulta una de las mayores fuentes de inspiración de aquel sector del individualismo europeo que, de puro radical, cree insuficiente la deriva austera y neoliberal hacia la que se encamina el signo de los tiempos. 

Por supuesto, los objetivistas niegan la naturaleza cultual de su movimiento. Consideran sus ideas la Verdad Absoluta, y dicen llegar a ellas a través de un enorme despliegue lógico cuando, en realidad, no suelen ir mucho más allá de los principios elementales en los que se basa su visión del mundo. Se precian de la inmutabilidad del Objetivismo y llaman al suyo el mayor "movimiento filosófico" de un siglo caracterizado, precisamente, por la desconfianza hacia las verdades absolutas e inmutables, razón por la cual ninguna historia de la filosofía que conozco se digna a recogerlo fuera de la órbita estadounidense (y, cuando lo hace, suele relacionarlo con Frege, que fue quien acuñó el término). 

Este desprecio académico es tomado por sus partidarios como el síntoma de una conspiración en su contra. De igual modo explican la mala fama que, en lo literario, ostentan sus gruesos bestsellers. Si observamos los tentáculos contemporáneos del movimiento, sin ir más lejos, descubrimos el uso y abuso de una retórica -e incluso una estética- muy semejantes a la de cualquier grupo de inspiración new age. [2]

Estamos ante un ejemplo muy llamativo, aunque no es el único, de cómo la relación del individualismo a ultranza con los proyectos grupales dista de ser fácil, pues siempre se corre el riesgo de llevar las cosas demasiado lejos por culpa de una afición, digamos, poco temperada. Una las razones es que existe una notable confusión en cuanto a los límites que debe tener una asociación que predique el liberalismo, cuyas causas trataremos de elucidar en la próxima entrega.





[Continuará...]








[1] Introduzco la mayúscula en "Objetivismo" porque, aunque no es la práctica común en lo que respecta a los movimientos filosóficos, así lo hacen sus seguidores. (Por ejemplo, en http://www.aynrand.org/site/PageServer?pagename=objectivism_intro)

[2] Puede comprobarse lo que digo en la autodescripción que ofrece en su web la organización "Objetivismo Internacional", cuyos artículos, en general, no tienen desperdicio (http://objetivismo.org/contactos/quien-somos/)
Nótese el énfasis en la infalibilidad de Ayn Rand y sus ideas cuando refiere cómo los editores "están totalmente de acuerdo con Ayn Rand y sus ideas" y que "entienden que Objetivismo es la filosofía expuesta brillantemente por Ayn Rand en sus novelas y sus otros escritos, y no pretenden darle una interpretación nueva a esa filosofía", entre otros lugares. Apúntese también cómo se recurre a generalidades del tipo "La filosofía es tan necesaria para el hombre como lo es el Sol para la vida en la Tierra", influencia cósmica que se ve plasmada en la estética del logo y los banners, donde se contempla al sol de la Verdad iluminando la Tierra (motivo semejante, por ejemplo, a la edición en castellano de "Relatos de Belcebú a su nieto" o del Libro de Urantia). 

Sobre el carácter paradójico y sectario del Objetivismo, Michael Shermer, fundador de The Skeptic Society, realiza una crítica desde cierta simpatía ideológica en http://www.skeptic.com/reading_room/the-unlikeliest-cult-in-history/

A ese respecto, se delata a sí misma la propia entrada de la Wikipedia en español del libro de Rand "La rebelión de Atlas", con frases de la neutralidad de "La novela, que trata diversos temas que abarcan desde el amor hasta la economía y la política, tiene un profundo contenido filosófico, y su influencia en quien la lee es tal, que muchas personas afirman haber sufrido un profundo cambio radical en sus vidas después de leerla" (http://es.wikipedia.org/wiki/La_rebelión_de_Atlas, consultado el 4/1/2014)

Encontramos una panorámica de sus ideas básicas en http://www.objetivismo.com , que cierra con una frase contra la democracia y afirma, en la descripción del sitio ante el buscador, que Rand es "la mejor filósofa de la historia de la humanidad".
Para profundizar en su contenido teórico, véase su apartado en la Enciclopedia Stanford (http://plato.stanford.edu/entries/ayn-rand/)

Sobre su profundo componente friki, consúltese su apartado en Vicisitud y Sordidez (http://vicisitudysordidez.blogspot.com.es/2012/02/ayn-rand-como-convertir-los-freaks-en.html)


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