Un día se me ocurrió prestar atención a un anuncio pin-up. Me dije "Manos a la masa que no es fácil..." Mi primer vicio fue ver cómo crecían los tomates. Hincha que te hincha se gritaban “cuanto alegre sento, ¡Cuánto alegre!” eran aún pequeños. El retiro al huerto no duró mucho, mis hortalizas se nutrían del final del alcantarillado pero en la parcela se juntaban todas las capitanes de la cultura (la gente arroja verdaderas obras artísticas retrete abajo). También crecía tabaco para escritores y ciertas parras de carteles publicitarios. Ante un crecimiento tan multidisciplinar mis vecinos solo podían estallar en benignas carcajadas: “¡sigue así Joe!”. Aún no recuerdan mi nombre.
Cuando encontré el maletín y el sombrero marchaba por la mañana y llegaba tarde cansado. No es lo mío la crítica social pero fingir todo el día estria las patas de gallo. EL problema es que ninguna mujer viva baja por el túnel enrejado. Los otros problema eran la falta de habitáculo no-pestilente y la constante radiación que rebajaba mi ratio espermática de forma alarmante (avisaba el doctor).
Tomates o carteles, siempre que me siento a hincarle el diente a una sabrosa cola de caimán escucho a mis tomates hablar de la economía mundial.
¡¿Quién es su maldito informador?!
Esto parece una adivinanza quillo!
ResponderEliminarUhm?
ResponderEliminarDelirante...no sé si se acerca, pero, me gusta ,sin definición posible.