CARMINA
Anda que iba a hacer yo la revolución si hubiera
comido y bebido estas delicias todas las noches que pase en Madrid más
sola que ninguna.
AGUEDA
Si combatimos en Teruel, ¿no te acuerdas? Hace cinco semanas que nos replegamos.
CARMINA
Me refería a mis noches frías en los años veinte.
AFRICA
Y usted señor ¿No tuvo motivos para hacer la guerra?
SABASTIAN
No tengo en el corazón el odio a mis iguales, aunque sí la moral, la insignia y el coraje de un buen soldado.
AGUEDA
¿Y no se alistó?
SABASTIAN
Mi vida son estas piedras, hija mía, ¿qué haría yo fuera de mi hogar? Además estoy muy mayor para aventuras de ese calibre.
AFRICA
¿Nunca se le ocurrió defender la causa obrera?
SEBASTIAN
¿Es que acaso soy yo obrero? Mi vida transcurre en
una soledad tan grande que emancipé pronto la idiosincrasia obrera. Uno
es proletario si tiene amigos y no seré yo un viejo socialista.
AFRICA
¡Cuánto tenemos que aprender de usted!
SEBASTIAN
Ahora que si alguna milicia entrara en mis dominios, ya os enseñaría mis queridas damas, a hacer la guerra.
CARMINA
¿Cree usted que no sabemos disparar?
SEBASTIAN
La guerra no es sólo un Pum-Pum, hay que saber predecir el movimiento enemigo y actuar conforme a él.
AFRICA
¿Águeda recuerdas cuándo rebanaste el pescuezo del
fascista torero? Por lo visto iba para estrella el mozo. Pero aquí la
pequeña le quitó la pretensión y la vida con dos verónicas y una
grandísima entrada a matar.
(Águeda se levanta de un salto y brinda al público,
como si de un torero se tratase, la acción que se desarrollará a
continuación. África mugiendo embiste en dos ocasiones a Águeda. Esta
deleitara a los presentes con dos respectivos pases para terminar con
una entrada a matar limpia. Una vez terminado el espectáculo realizan
una reverencia y vuelven a tomar asiento.)
SEBASTIAN
¡Bravo! ¡Magnífico!
CARMINA
Las he visto mejores.
SEBASTIAN
¿Corridas?
CARMINA
Sementales.
AGUEDA
Qué tieso se quedó el fascista.
AFRICA
Más que la mojama.
AGUEDA
¡Qué hambre! ¡Que rico está todo!
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