En el injerto
entre Sol y Si Bemol
perdí el control de mis dedos.
Toqué la armónica
hasta hacer sangrar de raíz
los labios
del fantasma de la electricidad...
Aún fantaseo
que en la remezcla
el master
refleje el sonido límpido
que anhela mi propio Ziggy.
El disco
habla de los caprichosos estados
anímicos en la vida
de un ídolo hasta su fallecimiento.
Es algo parecido a un
bolero bardo incestuoso.
Acepta
que la Virgen María
estaba en cinta del Padre
Universal
y tenía dentro de ella al verbo hecho carne.
Lagrimea
el
ajusticiamiento de su propio hijo
en la Cruz tras la traición
y reservándose el
as de la resurrección eminente.
Así,
los senderos del disco
admiten
que el futuro tiene nombre de mujer.
Empero,
vírgenes reveladoras ya quedan
pocas
y mártires,
por lo contrario,
todos en serie.