Descubriendo el sentido estricto de tu pozo sin fondo, ratificaste mi voracidad animal con rectitud católica cabalgando sobre amazonas de dominatrix.
Fueron constantes mi embestidas salvajes en tu caprichosa boca de felatriz. ¿Qué decir? Sí, terminé pronto pero tus vicios quedaron lejos de la satisfacción pecadora de tu Santísma Virgen María.
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