La horca y el estrangulamiento son las dos principales garantías contra la venganza de los muertos, cuando el dispersante y caótico movimiento nocturno acecha las sombras sobre nuestro cráter. Cuando el acantilado lo vemos tan cerca que el ángel de la guarda nos abandona a nuestra suerte.
La soga es por lo tanto la única manera de seguir vivo, donde colgar a los malos y pedir la cabeza de los prófugos de la noche, que bucean con el temor de una presión que puede aplastar sus cabezas, a propósito de cualquier escritor y la finalidad de su universo novelístico.
Algunos nunca dudaron de la existencia de Dios ni tuvieron miedo a la muerte. Pues quieren llegar cadáver para volver a nacer como Omnipotentes.
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