Quien tiene un
carácter tiene un destino. Quien elige su propio camino en función de la
clarividencia vocacional hija de la luz fractal de la reminiscencia es dueño de
materializar poéticamente sus sueños y hacer transcender éstos por el
espacio-tiempo.
Devenir con dignidad
moral a empuñar tu cotidianidad es el regalo cuajado de todo parto estelar.
Porque la naturaleza
no tiene más fin que el cambio constante.