En las postrimerías
no hay espacio para la creatividad. En cambio, batirse en retirada contradecía
nuestro carácter guerrero temerario.
Nos orgullecía como
mitos nominales ser realidades nosológicas irreductibles. Todas las cinemáticas
transparencias se nos antojaba afluentes tautológicas.
¿Cuándo nos conocimos?
No sé, parece que un emisario de Dios te envió a través de una tormenta. Yo acababa
de tocar en Miami y estaba exhausto y tú leías un libro que no alcanzaba a ver y entonces recitaste algunos versículos de Dante: "Aquel, cuyo saber todo
trasciende,/hizo los Cielos, les dio quien los conduzca/de modo
que por toda parte esplenden.". Lucías como una suerte de Gala Éluard con Sara Dylan travestida de Noomi Rapace.
¿Somos el señuelo
para el francotirador o seguimos una estrella a través del butrón en la
pared hasta donde no llega el brazo de la ley?