Decías que la
espiritualidad era un consuelo para ex drogadictos y que nosotros estábamos al
final de una curva esperando a que alguien nos recogiera.
Eras tan centrífuga
que no fuiste capaz de ver más allá de tu jaula racional mientras los hombres
de origen humilde hacían cualquier acto de sacrificio.
Estabas tan pasada que creíste ver en mi a un héroe de la coca.