El parentesco de todos nuestros antepasados
resulta explícito y elocuente a través de estas breves horas frágiles que nos
unen ramificándonos desde la palma de nuestras manos.
Todo viaje es una vuelta sobre nosotros
mismos por autopistas secundarias como una canción de gesta se pierde en
sórdidos arrabales cimentándose en el tango famélico de Palermo-Bagdad.
En este comercio carnal nos esperan con balas
de plata dulce fundidas de arreglos dentales nuestros.