Es difícil volver
sobre algo desordenado con lo que te sientes satisfecho. Igual a estar
encerrado en una habitación donde ningún analgésico mitiga el dolor ante la
ausencia de un amor disperso.
El poeta provoca con acero desnudo el lento
consumo de la ceniza en decadencia donde domina el naufragio supremo y único
del mástil.
Para Don Draper ese desasosiego constante es
tan agotador que no encuentra descanso saltando de cama en cama. Draper es
incapaz de acariciar las facciones de Megan sin sentirse culpable. Cada
midriasis tetracrómata matematiza la silueta de Irene Adler.