A veces un hombre que vive en todos los sitios y en ninguna parte
pasea su negra figura por las calles donde nació.
Llama a las puertas, las ancianas le abren,
lo invitan a guisos de bacalao
y luego se van,
se va él y se van todos,
cierran con llaves de roca
y rinden el lugar al silencio.
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