Venía a decir Leonard
Cohen en Suzanne que “Jesucristo
fue marinero hasta que comprendió que sólo podían salvarse aquellos hombres que
se estaban hundiendo”.
¿Dónde empieza la ironía y acaba el cinismo?
Para Don Draper ese desasosiego constante es
tan agotador que no encuentra descanso saltando de cama en cama. Draper es
incapaz de acariciar las facciones de Megan sin sentirse culpable.
¿Esa pegajosa humedad de abandono es como
pasearse por el 'Libro tibetano de los
muertos'?
Es el esplendor en la hierba, es la plenitud del
vértigo y la belleza.