- ¡Déjame en paz, no me puedes obligar!
Decía la rehén intentando desprenderse de king kong.
La bestia confundía la rotunda negación de la chica,como la privación de cualquier noche de sexo.
El aviador lo llenó de balas, tenía la polla lo suficientemente caliente para no errar el tiro.
El monstruo se precipitó al suelo de una ciudad dominada por el morbo de la acción POV.

- ¡Gloria a mi salvador!
- ¡Gloria a su salvador!
Esta vez lo tendría difícil para contener la sus ansias de violación.
- Tal vez, envíe cartas desde la celda.
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