Una poderosa onda de superestación amenaza con arrasar el pueblo costero. Es más, tal vez mute en tsunami y entierre en la profundidad marina hasta la meseta central del país que mira al mar.
Para muestra, un botón…: De sobra bastan asequibles ejemplos. Los rebeldes sirios buscan agotar al gobierno como el sudado maratoniano sobre el tartán londinense mendigar el bronce al menos. El temerario y valiente frente mexicano de los 132 conoce su punto álgido como frente cívico al cercar Televisa durante 24 horas.
Igual, a buen seguro, el Ataollah Salehi amaga un burdo mohín al ELS (Ejército Libre Sirio) o Slim se compadece de Azcárraga Jean y torpedea en red a la neófita izquierda mexicana.
Entonces, ¿el individuo fracasa otra vez? Ni se puede ni se debe ser tan babosamente maniqueo con asuntos tan serios. A buen seguro el respetable espectador medio vierte su aseveración. No existe control ni freno para la evaluación de los hechos; sólo un buen trecho de ignorancia para provecho de la masa malsana.
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