El verano está caliente
y todos andan pendiente del Mundial.
No hay nada más lindo
que disfrutar de la alegría del
pueblo.
Nada es verdad, todo está permitido.
No sólo abandonamos la referencia al
colectivo
sino también al sujeto y el acto
democráticos.
No hay nada nuevo,
nada nos puede llamar la atención
a estas alturas del partido.
Estábamos estigmatizados por Milo
Moiré.
Como mitos nominales
nos orgullecía
ser realidades nosológicas
irreductibles.
Por así decirlo
era el esplendor en la hierba,
la plenitud del vértigo y la belleza.
Detrás de cada sonrisa hay una daga.
En demasiadas ocasiones
nuestras vidas
se parecen a una canción de Calamaro.