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Encontrarte amparada en la negativa pose inventiva con la que rechazas tu último sexo. Buscar la redención rechazando la conformidad estridente de intención malsina. Retroceder el avance de tu vida.
Desayunar el día de mi muerte, será sábado. Socavar las palabras mudas que nunca dejarán de escribirse.
Sitiar tu cama para lanzar piedras y ser blanco a tu venganza.
Despertarme con hormigas en la boca.
Me creí sastre por coser labios y solo sirvo para hablar demasiado.
"Desayunar el día de mi muerte". Hay que morir con el estómago lleno, por lo que pueda pasar.
ResponderEliminarUn juego demasiado pasional como para combinarlo con el amargo sabor de las hormigas.
ResponderEliminarEs genial.
Muaa!