Oración:
Embriagado entre fardos olvidé la condena del marinero errante. Olvidé el motivo de ceder mi mano.
Embriagado entre fardos olvidé la condena del marinero errante. Mentí mis pies y manos.
¿Tenemos limpio nuestro plato?
(Profunda y severa negación)
El mal nacido perdió el culo en su juego dejándose llevar a tientas por la condena. (¿Amiga?)
Mis queridos iluminados, cambiaron nuestros ojos en el devenir de la vida. No dejemos que el espanto oprima la minuciosa caricia y la brisa del nuevo aire o, tendenciosos convirtamos el pasado en la jaula.
Sin embargo la apatía condena nuestras rodillas al suelo. La apatía y un profundo malestar moral con raíz en la pérdida de valores, tantas veces negada y burlada en nuestra sátira, se convierte ahora en el fósforo de nuestra dudosa llama, prueba de todo y nada.
Guiñar vitalidad al cartón mojado y reírnos mis queridos amigos. Reír la risa al vecino.
Entendiendo que la plenitud de la vida abarca lo inimaginable.
Yo no entiendo nada tus textos pero son increiblemente bellos cuando los lees en voz alta. Es todo un arte que pongas el ojo donde pones la palabra.
ResponderEliminarMe quedo con todo lo que no se puede siquiera entender, ni abarcar, ni imaginar.
ResponderEliminar"Sin embargo la apatía condena nuestras rodillas al suelo. La apatía y un profundo malestar moral con raíz en la pérdida de valores, tantas veces negada y burlada en nuestra sátira, se convierte ahora en el fósforo de nuestra dudosa llama, prueba de todo y nada."
ResponderEliminarCreo que es el párrafo en el que me enamoro.
Genial, Muuuac(: