(Actuamos cegados por un refuerzo que evite el displacer y aún así fabricamos lanzas con algún tipo de pretexto).
Introducción:
Un juego diseñado por cinco colegiales que transforman al poeta en un lector de cuentos radio para el transistor obseso por su mudez en la noche, de la que aún soy único dueño pese a tus súplicas, que enturbiaron la realidad de un recreo elemental.
Aprendí a decir perdón con la boca chica, a esconder mis orejas en cartón mojado y a revolver el cajón frente a tu cama. Tu cama sobre una sombra sin cuerpo.
Vestido raído
para ti.
Mi fiera
que tambalea.
Redobles de tambor.
El circo da miedo.
Mi fiera,
tan temblorosa.
Próxima tu lúgubre caída.
Angular tu silueta inerte.
He conseguido llevarte un ramo de flores con intenciones sin rosas
sobre el sustento de mi sobria presencia gris
y extrañar la dulce lejanía de tu alma aislada.
El cante "jondo" sobre "tablao" deja a menudo palabras mudas.
Y ya no escapan.
Introducción:
Un juego diseñado por cinco colegiales que transforman al poeta en un lector de cuentos radio para el transistor obseso por su mudez en la noche, de la que aún soy único dueño pese a tus súplicas, que enturbiaron la realidad de un recreo elemental.
Aprendí a decir perdón con la boca chica, a esconder mis orejas en cartón mojado y a revolver el cajón frente a tu cama. Tu cama sobre una sombra sin cuerpo.

para ti.
Mi fiera
que tambalea.
Redobles de tambor.
El circo da miedo.
Mi fiera,
tan temblorosa.
Próxima tu lúgubre caída.
Angular tu silueta inerte.
He conseguido llevarte un ramo de flores con intenciones sin rosas
sobre el sustento de mi sobria presencia gris
y extrañar la dulce lejanía de tu alma aislada.
El cante "jondo" sobre "tablao" deja a menudo palabras mudas.
Y ya no escapan.
Y que pensará la Reina de la virilidad del Zulú.
ResponderEliminarMaldita etiqueta.