lunes, 3 de marzo de 2014

El océano Atlántico (I)





   La hipocresía abunda en el mundo y desprendernos del pasado que se nos despidió veloz en la próxima boca de metro es abandonarse a la voluntad del sufriente en la ausencia. Quien muere no podrá llevar sus riquezas consigo, es mejor compartir.

   Hay marejadas en calma que visten la arena del malecón con gusto y sabrosura. Hay versos inolvidables y tatuajes indelebles en el alma si la luna se oculta bañando el mar.

  Ante los obstáculos que puedan surgir siempre hay un cable a tierra en cualquier estación de servicio que te salve de oficio; porque lo que hoy te duele mañana te hará más fuerte.

   Hay oleadas de salitre que inmortalizan de berilo y esmeralda el cuerpo de una bella mujer. Hay prendas sudadas que se mezclan con la saliva caramelizada del bombón helado.