jueves, 21 de febrero de 2013

Conjugando el milagro eterno.


¿Quién coge este rábano por las hojas?

¿Qué manos labriegas osa abrir en canal
a la hogaza de pan blanco agazapada
entre el denso aceite de oliva,
la humedad del tomate a rodajas finas
y las cuidadas lonchas de jamón?

¿Quién es lo suficientemente mujer
como para atar a su cama
y, luego,
saber aflojar la cuerda al gato en celo
que el lobo solitario lleva dentro?